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Las "cerdas gordas" de Donald Trump

¿Qué tiene este histriónico personaje que no se desinfla en las encuestas? Todos los augurios sobre su efímera campaña han fallado. Se asienta entre los conservadores radicales, entre los liberales, entre el 'tea party' entre los religiosos y entre los indecisos o los que nunca habían votado antes, incluso entre las mujeres de la américa profunda a pesar de que llamó a alguna de ellas “cerda gorda”. Una nueva forma de hacer política

Donald Trump durante un discurso en Mobile, Alabama / MIKE BRANTLEY Reuters

Madrid

El sesudo New York Times dedica este domingo dos hojas de su diario tipo sábana en papel (el que más se vende los fines de semana) para analizar el fenómeno Trump. Todos los augurios de los más selectos politólogos, que anunciaban caídas apocalípticas y que la burbuja que había creado Donald Trumph se pincharía , han visto sus auspicios denostados. No solo no baja sino que las últimas encuestas le suben por encima de cualquier otro rival conservador de los últimos tiempos, dejando por el camino a un senador de Texas que es la esperanza hispana, Ted Cruz, o al que fuera gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, muy bien situado en la carrera para la nominación conservadora hasta que surgió Trump, o incluso al hijo y hermano de presidente, el exgobernador de la Florida, Jeff Bush.

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Hay que estudiar el fenómeno de nuevo, basado en su ¿retórica?, ¿ en su ofensiva mediática? En su mensaje... ¿políticamente incorrecto? Sea lo que sea, cala. El diario neoyorquino recoge decenas de encuestas y habla con decenas de ciudadanos a los que pone nombre, como Tom Krzyminski, un peluquero de 66 años de Bay City (Michigan), que dice: “No necesitamos un político para presidente, necesitamos un hombre de negocio, eso es lo que nos hace falta para sacarnos de este lío en el que estamos metidos”. Jan Mannarino, un profesor retirado de 65 años que ha conducido una hora desde su casa en Green Oak Township para ver el discurso del Sr Trump en su condado esta semana decía : “Incluso si no llega a ganar, está enseñando a otros políticos a que dejen de ser políticos de modo tradicional. Él viene duro, viene fuerte, podía decir las cosas de modo amable, pero entonces nadie le escucharía”.

Cuando la gente habla de las cualidades que podrían llevar a Trump a la Casa Blanca, describen la personalidad de un ejecutivo que sabe lo que hace y cómo conseguirlo, un hombre que ordena y negocia desde una posición dominante, no un débil que siempre termina cediendo, un tipo que sabe cómo hacer dinero y conseguir que se enriquezca el país, y como él ya tiene dinero, seguro que no roba lo que es público.

Trump sobrevivirá hasta las primarias del próximo año, aunque la parte más almidonada del partido conservador norteamericano no ven con buenos ojos a este advenedizo. Una cosa es llamar a algunas mujeres "cerdas gordas" o "animales desagradables" como fórmula denigrante y otra poner en palabras lo que muchos, pero muchos, americanos piensan. "Basta ya de inmigrantes ilegales, hay que controlar el flujo de llegadas y los que estén sin papeles se deportan". Frases como esta son parte del discurso de Trump. Da igual que Estados Unidos sea un país de inmigrantes, que los únicos nativos americanos sean los indios y los hayan confinado en una especie de campos de aislamiento en zonas que no son productivas y sean de hecho los que tienen la renta per cápita menor de todo el país. Todo eso no importa cuando se ve amenazado un nivel de vida y bienestar que habría que compartir con quienes llevan años trabajando pero son invisibles.

Republican presidential candidate Donald Trump speaks at a rally held in Ladd-Peebles stadium in Mobile, Alabama August 21, 2015. REUTERS/Mike Brantley / MIKE BRANTLEY

Ojo, porque este hombre, casado varias veces con modelos -su última mujer es tres décadas más joven que él- fue protagonista de un programa de televisión donde despedía a becarios por el simple placer de hacerlo o porque le caían mal, que tiene una mansión en Florida con los techos y los baños de oro, que tiene una torre con su nombre en el corazón de Manhattan y hace ostensión de su riqueza sin preocuparse por lo que piensen los demás, no es una burbuja de aire brillante... Y parece que viene para quedarse para vergüenza y temor del resto de la población estadounidense. El resto del mundo, aún no se lo toma en serio, mientras él da un cabezazo lateral para quitarse de los ojos ese cabello rubio laqueado que es ya su seña de identidad.

Victoria García

Victoria García

En la SER, desde hace casi tres décadas, con algunas ausencias. Antes en Antena3 Radio y TV. Trabajé...

 
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