Y allá, a lo lejos, una nueva y pactada votación

Madrid

¿Y si estuviéramos viviendo un sueño doloroso, pero al fin solo eso, un sueño? Quizá somos víctimas de un gigantesco ataque de nervios, sobreactuando unos y sobreactuando otros, acongojados por la loca carrera de Mas o por las decisiones del Constitucional, pero quizá dentro de unos meses la fuerza de los hechos haya encontrado la solución para salir de este odioso laberinto.

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Algo así ha debido pensar el patrón de los empresarios españoles, el catalán Joan Rosell, cuando ayer mismo nos decía que hay que actuar con tranquilidad. Así han actuado, por ejemplo, los inversores, que el Ibex 35 incluso subió este agitado miércoles un poquito.

Este Ojo les hace dos sencillas propuestas. La primera, que piensen que de aquí a un par de meses nadie sabe quién presidirá el Gobierno español, y ya veremos el catalán, ¿así que para qué vamos a gastar pólvora en salvas? Y dos, que quizá todos acabaremos en la misma solución, por ahora ocultada allá donde el subconsciente hace de las suyas, pero que no puede ser otra que una votación en regla para que los catalanes decidan, con el acuerdo del resto de españoles, si se van o se quedan. ¿Verdad que nos parece sensato admitir que nadie puede obligar a Londres a permanecer a la fuerza en la Unión Europea?

¿Y si traducimos el razonamiento al español y al catalán?