¿Quién paga la factura de Abengoa?

Madrid

Si faltaba alguna complicación en el horizonte nacional, la hipotética quiebra de Abengoa viene a completar el círculo. La carrera contrarreloj de la compañía para intentar encontrar una salida a su endeudamiento va a transcurrir en paralelo a la campaña electoral y la formación del nuevo gobierno.

Hay en juego 6.000 puestos de trabajo en España, 27.000 en todo el mundo, y la credibilidad de una empresa española de referencia en el sector de las renovables, I+D+I, el futuro.

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Ingredientes todos que han estimulado en las últimas horas voces que piden un rescate. ¿Rescate con dinero público? La simple mención de esta palabra nos hace a los españoles llevarnos la mano al bolsillo. ¿Rescatar una empresa privada que ha estado repartiendo dividendos hasta hace dos días? ¿Una empresa con intereses en medio mundo? ¿Qué parte se rescata? ¿Y a cambio de qué? ¿Por qué rescatar a esta empresa y no a las muchas que han caído en los últimos años? ¿Rescatar o nacionalizar? ¿Y qué dirían los socios comunitarios?

No sirve la comparación con los bancos porque en las cajas estaba el ahorro de mucha gente y el descalabro hubiera sido inmenso. Sí compete ahora a los bancos acreedores de Abengoa y a la propia empresa buscar una solución. Y para eso sí, todas las gestiones que puedan hacer las administraciones, empezando por el Gobierno central.

Ojalá Abengoa consiga evitar lo peor, pueda refinanciarse y huir del concurso de acreedores. Ojalá.

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