Pues sí, el debate fue bronco: ¿pasa algo?
José María Izquierdo reflexiona sobre el debate entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez
Pues sí, el debate fue bronco: ¿pasa algo?
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Madrid
Pues hablaron del futuro, de esa manera tan atropellada, es cierto, pero vaya que si hablaron del pasado. Sabe Pedro Sánchez que mencionar la corrupción es terreno seguro –así le ganó a Rajoy su primer debate del Estado de la Nación en febrero- y el candidato socialista fue calentando motores hasta que sacó la artillería. La reacción del candidato popular fue la misma que entonces: arrugarse. Se le vio empequeñecerse al tiempo que el rubor o la ira, cualquiera sabe, ganó al maquillaje.
Pero todo un presidente del Gobierno no puede enrocarse en el papel de víctima ofendida al que un malvado ha osado insultar. Lo que pasa es que no tiene ninguna defensa, porque no hay candidato capaz de saltarse un Bárcenas. Fue bronco el debate, pero de no serlo ahora estaríamos quejándonos del aburrimiento de un debate sin sustancia.
Sánchez, además de reforzar su papel de presidenciable, necesitaba demostrar que él es tan capaz de dar leña a la derecha como cualquier otro, por muy rojo que se anuncie. Rajoy estuvo en su estilo, rocoso con las cifras –tanto le da si están tan retorcidas que resultan falsas- muy reconocible para los suyos.
Por cierto, decir que ganaron los que no estaban no es más que una frase sin sustancia. Eso, exactamente eso, ya lo tenían escrito desde que se convocó el debate.
Una obviedad, con perdón.
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