Empieza un tiempo nuevo
"Despedimos el modelo presidencialista -que no era oficial, pero era real- y pasamos al parlamentario -que era el oficial pero que no era real"
Madrid
Se inicia un tiempo nuevo. Despedimos el modelo presidencialista -que no era oficial, pero era real- y pasamos al parlamentario -que era el oficial pero que no era real. Hasta ahora tocábamos el piano político con un dedo o con dos y ahora vamos a necesitar diez. Y para que no tardemos ni un minuto en comprenderlo, aquí está el gran galimatías inicial: no es aritmética elemental, son matemáticas superiores. ¿Quién gobernará? Aún no puede saberse. Nadie suma 176, ni siquiera con la ayuda de otra segunda formación.
Rajoy debe estar comprendiendo ahora que no gobierna necesariamente el cabeza de la lista más votada, lo que no ha parado de proclamar, si no el que puede hacerlo. Y pudiera darse el caso de que no fuera él. Y de serlo, en situación de precariedad máxima. De ahí que muchos hablen de legislatura corta o incluso de legislatura non nata que obligue a unas nuevas elecciones.
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Se ha dado la gran paradoja de que asistimos a la muerte y a la sublimación del bipartidismo al mismo tiempo. Se despide el bipartidismo de la forma más extravagante, dejando una única salida matemática, la única alianza que suma 176: la gran coalición. Pero, ¿es posible? Doy por supuesto que a estas horas hay ya una avalancha de presiones para que se produzca. Todas las instituciones europeas: Consejo, Comisión, Banco Central, poderes financieros, mercados y similares... Sin embargo, lo posible puede ser imposible o al menos dificilísimo. Creo que el PSOE se rompería.
En resumen, victoria indiscutible pero muy amarga del PP, el peor resultado desde 1989 y sin aliados suficientes para sumar. Y derrota dulce del PSOE que con el peor resultado de su historia sueña con gobernar.
Podemos obtiene un gran éxito. Especialmente meritorio es su renacer cuando daba la sensación de que había empezado a declinar. Su victoria en Cataluña tiene un valor muy especial y se confirma que en Ada Colau asoma una lideresa de mucha importancia.
Ciudadanos creció cuando fue visto como una alternativa al PP. Y menguó cuando fue percibido como su marca blanca. Tendrá que estudiar qué hizo para parecer lo primero y por qué dejó de parecerlo y a tal velocidad durante la campaña.
Ya estamos en este nuevo tiempo que se nos va a hacer muy cuesta arriba a todos -políticos, periodistas y público en general- porque tenemos que aprender un arte que habitualmente nos cuesta mucho. En España, pacto siempre ha sonado a pasteleo, y cesión a traición. Pues en eso estamos.
Empieza un tiempo nuevo
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