De titiriteros, huelguistas y Rita Maestre
La virulencia de la crisis, el miedo a la reacción ciudadana tensó los resortes del poder que de manera preventiva se armó de instrumentos para enfrentarse a una hipotética explosión social
La opinión de Pepa Bueno: 'De titiriteros, huelguistas y Rita Maestre'
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Madrid
Algo no funciona bien en un país donde una función de teatro termina con dos titiriteros en prisión incondicional, ocho huelguistas son juzgados por penas que llegaron a sumar ocho años, o una joven política como Rita Maestre, actual portavoz del Ayuntamiento de Madrid, se enfrenta hoy a una petición fiscal de un año de cárcel por una protesta universitaria en la capilla católica de la Complutense cuando estudiaba la carrera en Madrid.
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La virulencia de la crisis, el desastre de su gestión aumentando de forma brutal la desigualdad, el miedo a la reacción ciudadana tensó los resortes del poder que de manera preventiva se armó de instrumentos para enfrentarse a una hipotética explosión social, que en nuestro país no se ha producido más que en las urnas, y muy contenida. Así nació la Ley Mordaza. Y así nació esta polarización crispada de la vida pública que criminaliza la protesta o la ficción y pretende resolverlo todo en los tribunales. Una barbaridad impropia de una sociedad democrática y que se produce además en el momento con menos violencia callejera, o disturbios o como quieran llamarlo, que nunca en nuestro país.
Es una barbaridad y es peligroso. No es el Código Penal el ámbito donde debemos dirimir el imprescindible respeto a las creencias del otro —de todos los otros—. Por eso hay que decir que el acoso personal, el escrache, está mal, se le haga a quien se le haga. No es el Código Penal el ámbito para discutir esto.
El núcleo de este debate está en el comportamiento exigible a los líderes y a los referentes públicos y sobre todo en la Educación, la Educación para la Ciudadanía y la convivencia, esa asignatura que este gobierno liquidó al segundo de llegar.
El mismo gobierno, el mismo partido, y los mismos alrededores a los que tanto cuesta digerir que han perdido Madrid y están dispuestos a amplificar con la brutalidad que sea necesaria cualquier error, torpeza o simplemente cualquier novedad en la manera de ejercer el gobierno del equipo de Manuela Carmena. Esa estrategia tiene un problema de momento, tienen que liarla muy gorda en el Palacio de Cibeles para competir con el recuento diario de lo que ellos han hecho con el dinero de todos.