Lesbos, la isla de los refugiados
Miles de personas permanecen en este punto de la geografía griega para conocer si, finalmente, son expulsados hasta Turquía o pueden permanecer en Europa
Madrid
La separan del continente unos treinta kilómetros. No está nada lejos de la costa turca, de la ciudad de Dikili, desde donde parten los ferris que diariamente comunican ambos países en una travesía de una hora y media hasta el puerto de Mitilene, la capital de la prefectura de Lesbos. Apenas cuestan entre 10 y 15 euros, pero muchos refugiados pagan más de 1000 por atravesar la frontera y llegar hasta Europa.
La isla de Lesbos, lugar que visita el Papa durante este fin de semana como un gesto, un guiño hacia los derechos de los refugiados que hasta allí han llegado y continúan llegado, apenas tiene 1632 kilómetros cuadrados de superficie, pero esto la convierte en la tercera mayor de los territorios insulares griegos (tras Creta y Eubea). Su población censada casi alcanza los cien mil habitantes, pero esta cantidad se elevó considerablemente durante el año pasado: se calcula que, en total, llegaron algo más de 130 000 solo a este punto de la costa griega.
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Hasta hace algo menos de un mes, las llegadas estaban cubiertas por los cientos de voluntarios y las organizaciones sin ánimo de lucro encargadas de velar por la salud y la atención de las miles de personas. Desde que entrara en vigor el acuerdo entre Turquía y la Unión Europea, una de las decisiones más drásticas referente a esta isla ha sido la conversión de los hasta ahora centros de acogida en centros de detención. Lo que hasta hace poco tiempo representaba la puerta de entrada del continente europeo, ahora es un muro de contención que expulsa, automáticamente hasta Turquía, a los que hasta allí llegan.
Moria es el centro de detención de mayor tamaño. Las oenegés han denunciado que no tienen acceso a él para comprobar que las condiciones humanitarias son garantizadas. Es el ejército quien controla ahora un solar de barracones caracterizados por la escasez de comida y unas deficientes condiciones que, en general, han mejorado por la visita papal. Allí se acumulan unas 3000 personas a la espera de que sus expedientes sean tramitados en un campo que supera ya los límites para la acogida de 2000 personas para la que fue concebido.
Según los datos de Frontex (Agencia Europea para la gestión de la cooperación Operativa en las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unión), durante el año 2015 llegaron en torno a 870 000 refugiados hasta las islas griegas, la mayoría de ellos sirios, afganos, pakistaníes y bangladesíes. Los que llegan a través del mar lo hicieron en embarcaciones a cargo de las mafias, un negocio ilícito en torno al transporte de los refugiados que según calcula esta agencia europea, ha generado unos cuatro billones de euros.