Ken Loach gana la Palma de Oro en Cannes con 'I , Daniel Blake'
El director inglés arremete contra la derecha europea y la austeridad, en una gala en la que el cineasta español, Juano Jiménez, ha logrado la Palma de Oro al mejor cortometraje por 'Timecode' en el Festival de Cine de Cannes
Cannes
Por si quedaba alguna duda, el cine sí es política. No ha sido un certamen excesivamente político, pero Cannes, además del glamur, siempre ha sido un festival que ha mirado a su alrededor. Si el año pasado se adelantaba a la crisis de los refugiados premiando Deephan de Jacques Audiard, este año ha galardonado a un veterano incansable en su denuncia de la desigualdad, Ken Loach.
El director británico decía el otro día, durante su presentación en el Festival de Cine de Cannes, que lleva 50 años haciendo la misma película. Una en la que el sistema oprime, exprime, explota e ignora a las personas.
- Dos PREMIOS PARA ESPAÑA
La bestia negra de los conservadores británicos ha ganado la su segunda Palma de Oro, la primera fue por El viento que agita la cebada, con I, Daniel Blake. Una emocionante y pequeña historia sobre un carpintero que, tras un infarto, pasa por un laberinto de burocracia digital para mantener su exigua pensión. Desde la transparencia y sobriedad narrativa, Loach a sus 79 años, mantiene la frescura como realizador y apunta sin complejos a un sistema que machaca y humilla a los más débiles y encima les hace sentires culpables. Sus personajes son esos chavs, que defiende Owen Jones, en las páginas de The Guardian, y que han quedado excluidos de una Europa a la que Loach ha criticado duramente.
Por si había dudas, pues su película no es demasiado rompedora en lo cinematográfico, Loach se ha ganado moralmente esta Palma con un discurso que ya quisieran pronunciar los directores más jóvenes, en el que ha criticado a la vieja política y a la Europa de la austeridad y a aquellos que creen que el cine carece de compromiso. "Otro mundo es posible", sentenciaba el viejo Loach entre aplausos.
El Gran Premio del Jurado ha sido para el magnífico melodrama de Xavier Dolan, Juste la fin du monde, sobre las tensiones de una familia, desde un punto de visto siglo XXI. El joven director canadiense, de tan solo 27 años, ha recibido entre lágrimas este galardón y con un insulso discruso. El alumno aventajado de Almodóvar, quien se ha quedado sin premio alguno, ya sabe lo que es ganar en Cannes, pues hace un par de años ganó el premio del jurado por Mommy, un galardón compartido con el veterano de los veteranos, Jean Luc Godard.
Esta 69 edición de Cannes ha tenido grandes papeles femeninos y grandes interpretaciones. La prensa ha discutido el premio a la mejor actriz. Isabelle Huppert era la gran favorita, pero el jurado ha decidido premiar a Jaclyn Jose por Ma' Rose, del filipino Brillante Mendoza, por levantar ella sola toda la cinta. Menos dudas en el premio a mejor actor, que ha ganado el iraní Shahab Hosseini por su trabajo en Salesman, de Aghar Farhadi, que también ha recibido el premio a mejor guion.
El premio a mejor director ha sido compartido, ex aequo para el rumano Cristian Mungiu por Bacalaureat y para el francés -que jugaba en casa- Olivier Assayas por la abucheada Personal shopper, con Kristen Stewart haciendo de médium pija.
El Premio del Jurado, el menor de los galardones del palmarés, ha sido para la anodina American Honey de Andrea Arnold. Una cinta correcta, bien interpretada y con atmósfera, pero demasiado evidente y mucho menor que otras que se han ido de vacío como Paterson, de Jim Jarmusch.
Como decía Carol Hanisch "lo personal es político", y así ha quedado demostrado con el discurso de la directora Houda Benyamina al recibir la Cámara de Oro a la mejor ópera prima por la cinta francesa y marroquí, Divines. Benyamina ha tenido un alegato cañero en favor de las mujeres, grandes olvidadas de este, y de casi todos, los festivales. "Cannes también es nuestro", ha dicho entre gritos.
Sin premio se ha ido un veterano del cine de acción como Paul Verhoeven, que, a pesar de haber dinamizado la sección oficial con la rompedora Elle con no ha logrado conquistar al jurado, al que no le ha gustado el humor retorcido de esta cinta, ni de la alemana Toni Erdmann, dirigida por la alemana Maren Ade.
En resumen, una edición poco rompedora de Cannes, pero que demuestra que el cine debe hablar de los problemas de la sociedad.