Todo está vendido, pero ustedes voten. Por si acaso.

Madrid

¿Y si dejáramos de perder el tiempo? ¿Y si tomáramos una decisión valiente, si huyéramos de los falsos convencionalismos, abrazáramos como fanáticos conversos la realidad virtual en la que nos obligan a vivir, la única existente, según parece, y diéramos por celebradas las elecciones —para qué esperar al día 26— si ya ha decidido el mundo entero el resultado?

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Encuestas, sondeos, flash o no flash, serios o ridículos, comentaristas de pro y de contra, listos y tontos, progresistas unos pocos y reaccionarios los más, todos ellos ya han llenado sus particulares urnas y nos han dado mascado, desmenuzado, triturado, el resultado que se leerá en la noche del 26-J. Así que ya está escrito en las crónicas de tanto politólogo —cobrando o amateur— que las elecciones las ha ganado Mariano Rajoy.

Sí, señor, sí, el mismo Rajoy de toda la vida. Aleluya, aleluya, los de siempre brindarán con champán —no con cava, no se equivoquen— , en Bruselas se frotarán las manos y los planetas, conocidos y desconocidos, seguirán su órbita escrita en los cielos. En segundo lugar quedará la socialdemocracia peronista patriótica, esto es, Unidos Podemos, dirigidos por el gran genio estelar, según llevan meses contándonos hasta los tertulianos islandeses, si es que existieran tales señores. El resto, PSOE y Ciudadanos, migajas para los pobres.

Pero… ¿y si nada fuera así y las papeletas gritan otra cosa?