Además de corrupto, inútil
Oír al ministro en plena ceremonia de la conspiración husmeando, rebuscando, hozando en el estercolero, con la esperanza de encontrar basura contra sus adversarios políticos, es una escena repugnante que además nos estremece
Madrid
Con el caso del ministro del Interior, el PP termina la campaña como vivió toda la legislatura, inmerso en la podredumbre y sin que nadie dimita. Oír al ministro en plena ceremonia de la conspiración husmeando, rebuscando, hozando en el estercolero, con la esperanza de encontrar basura contra sus adversarios políticos, es una escena repugnante que además nos estremece.
Porque es legítimo deducir que el ministro ha debido actuar de forma parecida en otras circunstancias, ‘apatrullando’ por los recovecos del país, no para localizar enemigos de la paz pública sino enemigos de su partido.
La revelación del diario Público es concluyente, y hubiera producido efectos fulminantes si este país reaccionara ante estos escándalos como lo hacen los países de nuestro entorno. Pero como sabemos, Rajoy actúa al dictado del sentido común, que no es sino una invocación prestigiosa para hacer lo que le da la gana.
Por el momento, Rajoy y su impotable ministro ganan tiempo desviando la atención sobre la filtración de la conversación, que tampoco es moco de pavo, pero que desde luego no añade nada ni ayuda mucho. Que el ministro del Interior no sea capaz ni de garantizar la seguridad de su propio despacho es de Pepe Gotera y Otilio, un agravante más: además de corrupto, inútil.
La firma de Iñaki Gabilondo: 'Además de corrupto, inútil'
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