Un Gobierno noqueado, aniquilado, triturado

Pocas luces se necesitan para ver lo evidente. El desastre Soria –un horror, incluida la gestión del escándalo cuando se conocieron los papeles de Panamá, allá por el mes de abril- no significa otra cosa que la demostración de que estamos ante un Gobierno, y un presidente de Gobierno, derrotados, aniquilados, triturados por una realidad que les sobrepasa y que en su soberbia han sido incapaces de analizar, y por lo tanto, de rectificar convenientemente para afrontar esos nuevos tiempos que les han pasado por encima.

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Han creído que aún vivían en otras épocas, las de la mayoría absoluta. Cierto que dominan todos los resortes del poder, desde las altas instancias judiciales, con amigos y militantes al frente de las instituciones, que cuentan con el acorazado televisivo de la 1, repleto de sus jefes de prensa y cargos de absoluta confianza espléndidamente pagados y que tienen a su favor al grueso de la prensa escrita, rendida la caverna a sus pies.

Sumen bancos, instituciones financieras y gentes de muchos posibles. Tantos anillos de protección les hicieron creerse invencibles, como los héroes de cómic, pero la torpeza de sus gestos les llevó de Superman a Mortadelo. Nunca contaron, para qué, con esas gentes menores, que fíjense por dónde, les han superado –hagan la suma- hasta en las urnas.

Rajoy está solo. Y se lo ha ganado a pulso.