A ver cómo sale el PSOE de esta depresión

Madrid

Por fin había conseguido el PSOE un símbolo reconocible, un banderín de enganche propio –ese "no es no"- para distanciarse con claridad de la derecha y arrinconar a la extrema izquierda en su sitio. Pero la cúpula socialista ha preferido cambiar el paso –a duras penas: 60% síes por 40% noes, un partido roto- y ha sepultado ese inicio de camino bajo siete llaves.

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Quizá hayan acertado, pero hay quien cree que lo que viene es un futuro espeso, de luchas intestinas y falto de representación pública. Porque es labor imposible intentar animar al respetable con frases de amarga resignación como la que ha venido repitiendo Javier Fernández del mal menor, que no es otra cosa que un tristísimo tirar la toalla frente a la realidad que les ha atropellado. Vamos al matadero, así que coloquen bien el cuello para que la decapitación sea menos dolorosa.

Veremos cómo salen de esta depresión de caballo en la que han sumido al partido unos y otros. Y veremos, sobre todo, quién o quiénes son capaces de levantar el ánimo de la tropa. De los militantes, por supuesto, pero sobre todo de los votantes, de esos que hoy han de expurgar entre los desechos para encontrar razones de peso por las que volver a votarles.

Ojalá, porque a España le conviene que alguien en el PSOE encuentre la tecla precisa.