El nuevo reparto de papeles
Mañana habrá presidente y la única duda sigue siendo, hoy como ayer, qué hará Pedro Sánchez y cuál es el tamaño del roto en el PSOE
Pepa Bueno: 'El nuevo reparto de papeles'
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Madrid
Rajoy perdió anoche su primera votación pero mañana en torno a las 8 de la tarde será investido presidente. La sesión de ayer dibujó claramente como arranca la legislatura: con Rajoy consciente de su debilidad pero seguro y exigente. Me deben investir, me deben dejar gobernar después y aunque no quiero nuevas elecciones si es preciso no las temo porque al PP es al que más pueden beneficiar. Rajoy no dudó en ponérselo un poco más difícil al PSOE, señalando las coincidencias con los socialistas y otorgando, aunque fuera de forma socarrona, a Pablo Iglesias el estatus de su verdadera oposición.
El PSOE atrapado en la pésima gestión de su posición política desde el 26 de junio hasta hoy tardará en encontrar su lugar. Si todos pierden tras este año en bucle, los que más difícil lo tienen ahora mismo son los socialistas. El discurso de Hernando, que entró al trapo de la abstención desde el principio y fue defendido con la eficacia de un funcionario, evidenció también la ausencia de liderazgo ahora mismo en el partido y la dificultad de distanciarse de un Rajoy empeñado en abrazarlo.
Podemos ensaya su papel de oposición poniendo una y otra vez el dedo en la llaga socialista. Con mucha dureza de fondo y mayor contención en las formas, Pablo Iglesias hizo una primera parte de discurso en la que encontró como nunca hasta ahora el timbre parlamentario, pero acabó dejando salir al final al Iglesias vocinglero. Su dúo con Rajoy funciona porque no se disputan ni un milímetro de espacio político. Por cierto, la mayor prueba de hasta qué punto se siente absuelto el candidato popular de cualquier responsabilidad por la corrupción, es que se permita hacer chistes con el sms a Bárcenas. Tanto viaje al cambio para esto.
Y Albert Rivera encontrará su utilidad en completarle al PP los 170 síes que necesitará en la legislatura para sacar adelante cualquier cosa, pero ayer se quedó en tierra de nadie, ni era oposición, ni gobierno, ni tenía el morbo socialista, ni la expectación de Podemos.
Mañana habrá presidente y la única duda sigue siendo, hoy como ayer, qué hará Pedro Sánchez y cuál es el tamaño del roto en el PSOE.