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Juguetes

La muñeca Cayla y el robot i-Que permiten que terceros graben a los niños

La OCU denuncia que los juguetes presentan graves fallos de seguridad y privacidad

Cualquier cosa que el niño le diga a la muñeca se transfiere a una compañía estadounidense

Los juguetes emiten frases preprogramadas en las que se publicitan productos comerciales

Madrid

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte de "graves" fallos de seguridad en cuanto a la privacidad en dos juguetes conectados a Internet, la muñeca Cayla y el robot i-Que, que se pueden comprar a través de la red y el primero de ellos, también en jugueterías.

OCU se basa en un estudio realizado por el Consejo de Consumidores Noruego (Forbrukerradet) que detecta "preocupantes fallos en torno a la seguridad y la privacidad de los menores a los que están dirigidos".

Según esta organización, el estudio ha comprobado que con pasos simples, cualquiera puede tomar el control de los juguetes, que puede hablar y grabar conversaciones a través de un teléfono móvil.

Esto hace posible hablar y escuchar a través del juguete sin tener acceso físico al mismo.

Además, se ha podido comprobar que cualquier cosa que el niño le diga a la muñeca se transfiere a la compañía estadounidense Nuance Communications, especializada en tecnologías de reconocimiento de voz, reservándose esta empresa el derecho de utilizar esta información con terceros y para una amplia variedad de propósitos.

También, señala OCU, se ha constatado que estos juguetes vienen con determinadas frases preprogramadas en las que se publicitan diferentes productos comerciales.

Por ejemplo, la muñeca comenta lo mucho que le gustan las películas de determinados estudios norteamericanos de producción de dibujos animados con los que el proveedor de la aplicación tiene una relación comercial.

En el análisis de los términos y condiciones que debe aceptar el usuario se han encontrado cláusulas ilegales como la obligación de aceptar que los términos se cambien sin previo aviso, que los datos personales puedan utilizarse para publicidad específica y que dicha información pueda ser compartida con terceros no identificados.

Todo ello constituye, en opinión de OCU, "una violación de la normativa europea en materia de protección de datos y de protección de los consumidores y plantea serias dudas en torno a la seguridad de estos juguetes".

La organización ha pedido a las autoridades españoles que investiguen los hechos denunciados y tomen todas aquellas medidas que sean necesarias para la salvaguarda de la seguridad y privacidad de los menores.

Por otra parte, la Confederación de Consumidores y Usuarios (CECU) ha señalado que el 53 % de los usuarios desconoce las normas de seguridad que debe cumplir un juguete y más del 40 % no sabe qué significa el logotipo que indica que no es recomendable para menores de tres años.

Estos datos se desprenden de una encuesta realizada por CECU sobre el etiquetado y la falsificación de juguetes, que forma parte del proyecto "Embárcate en un juego seguro", financiado por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan).

Cerca del 10 % ha comprado alguna vez un juguete sabiendo que era falsificado y aduce principalmente a motivos económicos; la mayoría los adquirió en bazares o tiendas multiprecio.

 
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