Lo verdaderamente nuevo

Con su lamentable discurso en la escalinata del Capitolio y su declaración de guerra a la prensa en su visita a la CIA, Trump exhibía en menos de 24 horas un surtido muestrario de sus principales armas: la amenaza, la mentira, el insulto y la zafiedad. Y todo esto, mientras proclamaba el advenimiento de un tiempo político nuevo.

Al día siguiente, euforizados por un trip de Trump, se reunían en Coblenza los líderes del ultraderechismo europeo y anunciaban para sí mismos la alborada de un mundo nuevo. Pero las políticas que unos y otros proponen no tienen nada de nuevo. Son tan viejas como el dolor. No hay que hurgar mucho en la historia para darse de bruces con sus desastrososprecedentes.

Lo único verdaderamente nuevo, contemporáneo, en estas jornadas ha sido la respuesta de las mujeres: multitudinaria y emocionante. En defensa de sus derechos y de todos los demás derechos amenazados las mujeres se presentaban ante el mundo como una primera línea de resistencia. Y en esta época con escasos líderes de talla como un liderazgo colectivo de la máxima trascendencia.

Pero como era de esperar para nuestros trompeteros imperiales estas manifestaciones no significan nada. A fin de cuentas, como uno de ellos escribió, ayer solo eran feministas y actrices. En su idioma, la chusma.