¿Tienen razón los taxistas que van a la huelga?

Coger un taxi hoy en ciudades como Madrid o Barcelona es más complicado. La razón es que los profesionales del taxi tanto de Madrid como de Barcelona están protestando este jueves con paros y manifestaciones contra la competencia que suponen los servicios de alquiler con conductor de empresas como Uber y Cabify. La cuestión es cómo se regula este sector y por qué estamos uno o varios pasos atrás respecto a estos servicios que están instalados desde hace tiempo en otros países de Europa. Las asociaciones del taxi reclaman al Ayuntamiento de Madrid que apueste por el sector en su estrategia de movilidad y para que, en su opinión, se deje de "favorecer" por parte del consistorio a empresas de vehículos de alquiler con conductor. Daniel Díaz, un taxista que lleva una década recorriendo las calles de la capital y que escribe sus historias laborales en un blog de 20 Minutos, ha debatido con Enrique Dans, profesor de Innovación en el IE Business School, sobre la situación del sector.

Díaz ha recordado que siempre han existido este tipo de conductores particulares, pero que antes era un servicio de lujo. El problema es que ahora se ha extendido y el sector del taxi lleva notándolo desde hace dos años, porque han cuantificado que han  perdido un 20-30% de clientes y achaca estos datos al incumplimiento de las normas: "Se debería dar una licencia de este tipo por cada 30 taxis y se están dando por cada siete. Ya sobraban taxis en Madrid y ahora es una locura. Las cuentas no salen".

Para Dans no se trata de un problema de regulación, sino de evolución tecnológica, porque, ha apuntado, las licencias fueron necesarias en su momento, pero son algo que ya no hace falta en un mundo en el que hoy todos llevamos un smartphone en el bolsillo: "La mejor forma de desplazarnos en una ciudad ya no es levantar la mano en la calle, sino pedir en tu aplicación un coche que, además, se puede pagar mejor y tiene un sistema de control de gestión, por lo que el conductor va a hacer todo lo posible para dar el mejor servicio".

Díaz ha reconocido que los taxistas son conscientes de los extras que aporta Cabify, como informar del tiempo de espera, pagar directamente con tarjeta, elección de la emisora de radio o WiFi gratuito, por lo que entienden que deben mejorar el servicio. Pero también ha señalado que los usuarios tienen que ser conscientes de que los trabajadores de este tipo de aplicaciones llegan a trabajar hasta doce horas al día: "Nuestras tarifas las pone la administración y no se pueden abaratar más. Sin embargo, estos servicios son más económicos porque explotan a los trabajadores, el dinero pasa por cuatro manos distintas".

El resto de países europeos, en este sentido, nos llevan años de ventaja. No los usuarios, porque, según ha explicado Dans, los españoles son muy vanguardistas a la hora de adaptar nuevas tecnologías. Pero no ocurre lo mismo con los legisladores: "Son muy lentos y la imagen que se da de España es que es un país enemigo de la tecnología y que se niega a avanzar. Lo que sucede es que los políticos no quieren líos".