Trump, ese energúmeno despreciable

¿Qué se puede hacer con un energúmeno como Donald Trump? ¿No hay manera de evitar que semejante esperpento ponga en jaque a la humanidad entera, a los niños que un día no podrán llegar a ser ancianos porque la atmósfera será irrespirable? ¿Y cómo se puede entender a toda una clase dirigente estadounidense que le mantiene, le apoya, le jalea y comparte sus brutalidades?

¿Seguiremos respetando y llamando partido de orden a los republicanos, siempre tan distinguidos, todos ellos egresados de laureadas universidades, que han llevado en sus entrañas a tal personaje? Quienes promueven y llevan a cabo canalladas son canallas, incluidos sus cómplices.

La salida del Pacto de París es una decisión inconcebible, sin explicación científica alguna, y solo puede ser obra de un ignorante y de quienes le rodean, más ciegos y tan indocumentados como él. Pero duele, sobre todo, ver que el país más poderoso de la Tierra toma estos derroteros de salvajismo científico y diplomático.

¿De verdad que nadie en su país, la ciudadanía de a pie, pero también las empresas, las universidades, los medios, se lo va a impedir? Y a quienes, compañeros de planeta aunque no de país, vamos a sufrir las consecuencias, ¿qué camino nos queda? La comunidad internacional tiene que unirse para cerrar sus puertas a Donald Trump. Si él desprecia al mundo, el mundo debe despreciarle a él.