Terapia de país
El Congreso no fue un circo, hubo debate político, en el que Podemos creció, el PP se gustó y a los dos se les vio encantados de su protagonismo por un día frente al PSOE y Ciudadanos
Pepa Bueno: 'Terapia de país'
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La moción de censura no va a prosperar pero ayer se dijeron verdades como puños con el congreso de los Diputados. Y ya era hora. Verdades como puños en todas las direcciones.
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En la tribuna del Congreso, y sin límite de tiempo, Podemos y especialmente su portavoz Irene montero enhebró una secuencia descarnada de casos de corrupción, nombres propios vinculados al PP, instituciones depreciadas y sangría de dinero público relacionado todo con la acción de gobierno en política económica o social que llegó a congelar la sonrisa permanente de la bancada popular. Parecía una terapia de grupo. Una terapia de país.
Despojado el discurso de la retórica habitual de Podemos, lo que quedaba era la durísma sucesión, puesto uno detrás de otro, de los escándalos que tienen enfangada la vida pública española . No por conocido resultaba menos demoledor sobre todo porque se hacía desde la tribuna del Congreso.
No entró al trapo Rajoy a ninguna de las rendiciones de cuentas que tiene pendiente desde el "Luis sé fuerte" hasta nuestro días. Pero el hecho de subir a la tribuna a defenderse desde el minuto uno indica que ha leído bien la delicada situación de su gobierno, por mucha euforia que exhiban los suyos ante su habilidad para señalar las debilidades de Podemos. "Usted no puede ser el presidente de todos los españoles", le dijo a Iglesias, "porque no le gusta esta democracia y tiene afán de revancha". Y lo interpeló una y otra sobre el referéndum catalán.
Hubo debate, el Congreso no fue un circo, hubo debate político, en el que Podemos creció, el PP se gustó y a los dos se les vio encantados de su protagonismo por un día frente a un PSOE y un Ciudadanos que les comen terreno a cada uno en las últimas encuestas.
Especial interés tiene esta mañana la intervención del portavoz del Partido Socialista, a quien Iglesias, tras una levísima autocrítica por impedir hace un año que Pedro Sánchez fuera presidente del gobierno, ofreció ahora un pacto a la portuguesa. Pero ese pacto necesitaría de Ciudadanos, al que rechaza Podemos, y de los independistas unilaterales, a los que rechaza el PSOE. En números, estamos donde estábamos.
A la espera de lo que pase hoy ayer también se vieron dos soledades: al PP lo critican incluso quienes le han aprobado los presupuestos. Y Podemos no sumó ningún apoyo nuevo.