Saber aburrirnos nos hace mejores
Hemos hablado con Guillermo Orts-Gil, científico afincado en Berlín, sobre los beneficios de dedicar tiempo al descanso y el ocio
Madrid
Saber llevar el aburrimiento no siempre es tan fácil. Lo explicaba hace unos días Guillermo Orts-Gil en un artículo en el que hablaba de un libro titulado 'El arte de no hacer nada' de Andrew J. Smart, en el que resaltaba la importancia para nuestro cerebro de dedicar un tiempo diario a la ociosidad. Guillermo, que se define como científico y escritor sin fórmulas, nos ha hablado desde Berlín para poner encima de la mesa el problema de lidiar con el ritmo histérico de nuestras vidas.
ACTUALIDAD (07/08/2017) - Saber aburrirnos nos hace mejores
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Destaca la importancia de encontrar un momento para el descanso y los beneficios que puede aportarnos a nuestro rendimiento diario. "El tiempo hay que buscarlo, para aburrirse también. Hay que aburrirse para tener un corazón más sano o mejorar la relación con tus jefes. El ocio no es solo necesario, es beneficioso", explica el científico.
Nuestros hábitos han cambiado a lo largo de los años pero nuestra fisionomía sigue siendo la misma y, este, es un aspecto fundamental para entender cómo nuestros ritmos de vida pueden ser negativos. "Nuestro cerebro no ha cambiado mucho en los últimos 30.000 años, pero nuestro ritmo de vida ha cambiado mucho. Nosotros optimizamos el tiempo y ellos hacían lo contrario guardaban su energía", apunta Guillermo.
Respecto a estos hábitos estresantes han surgido muchas patologías "modernas". En EE.UU el 10% de los niños son diagnosticados con enfermedades de hiperactividad. "Muchos de esos niños no tienen eses trastornos, pero como padres, como sociedad, no hemos sabido estimularlos. Relacionado con esto, lo que se sabe es que las redes sociales no permiten a nuestro cerebro desconectar y eso afecta a todo", añade el científico.
Nuestra creatividad se ve afectada, la falta de descanso no permite que nuestras neuronas se relacionen correctamente. Como nos ha contado el científico "dejar a nuestra mente volar" debería recetarse en las empresas y ser una cuestión nacional.