¿El Congreso es un circo?

Madrid

Después de mostrar hace unas semanas una impresora en el pleno del Congreso, el diputado Gabriel Rufián ha exhibido esta mañana unas esposas en su interpelación al ministro del Interior. Aunque reiterativo, Rufián no es el primero ni será el último el hacer este tipo de performances en un parlamento. En la memoria tenemos camisetas con diversos estampados, banderas desplegadas de todos los colores, pancartas con todo tipo de mensajes y hasta un saco de cal viva arrojada en el escaño de Ramón Jáuregui en el Parlamento vasco.

Los parlamentarios son libres de expresar cualquier opinión en el hemiciclo y seguramente no sea sancionable este tipo de apoyos escénicos que tanto éxito tienen después en las redes sociales y en los medios. Pero el sentido común dictaría la conveniencia de ponerle freno porque la creatividad puede no tener fin y si se aplican sus señorías pueden acabar convirtiendo el hemiciclo en un circo.