Nikola Tesla: El hombre que iluminó al mundo
De origen balcánico, este inventor comenzó su andadura al costado de Thomas Alva Edison, con quien nunca acabó de congeniar en el oficio. Su ingenio se transformó en más de 70 patentes que sirvieron para inventar la radio, el radar y la difusión inalámbrica de la corriente eléctrica
Madrid
Una vez dijo: «Nuestras virtudes y nuestros defectos son inseparables, como la fuerza y la materia. Cuando se separan, el hombre no existe.» Ese era Tesla, alguien muy adelantado a su tiempo al que algunos periodistas llamaron “El hombre que iluminó al mundo”.
SER Historia: Nikola Tesla (21/01/2018)
01:53:23
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En su juventud pasaba el tiempo leyendo y memorizando libros completos, ya que poseía una memoria fotográfica. En su autobiografía relató que, en ciertas ocasiones, experimentó momentos detallados de inspiración. Y de fe, que la tuvo y mucha.
Emigró a los Estados Unidos donde recibió la nacionalidad y trabajó desde 1884 como asistente de Thomas Alva Edison diseñando motores y generadores. Con él tuvo una relación tensa, complicada, pues cada uno tenía una idea diferente de la electricidad que se iba a imponer en el futuro de la humanidad: Edison abogaba por la corriente continua y Tesla por la corriente alterna. El futuro le dio la razón a Tesla.
En 1889 construyó un laboratorio en Colorado Springs donde creó una torre de alta tensión para desarrollar la transmisión de energía eléctrica limpia, sin cables y gratuita para todo el mundo. También construyó la Torre Wardenclyffe (1901–1917) en Long Island, financiada por J.P. Morgan y diseñada para la telefonía comercial transatlántica, un proyecto ambicioso que pudo haber cambiado nuestra cosmovisión de la energía, pero que una vez más ciertos intereses creados le impidieron que lo llevara a cabo.
En 1891 patentó lo que sería en su más famosa invención: la base para la transmisión inalámbrica de corriente eléctrica, conocido como: “La bobina de Tesla”. Más de 70 patentes se le atribuyen que sirvieron para inventar la radio, el radar y tecnología de más alto nivel. Hasta se le atribuye la invención de un inquietante Rayo de la Muerte y de un Teslascopio increíble para ponerse en contacto con inteligencias de otros planetas.
Nikola Tesla vivió los últimos diez años de su vida en un hotel de Nueva York y se entretenía dando comida y curando a palomas desvalidas. Murió el 7 de enero de 1943 en la miseria, solo en su habitación, abandonado y olvidado, a la edad de 87 años. Incluso el FBI se incautó de todos sus documentos y planos privados.
Su memoria y sus méritos se quisieron borrar. Hoy renace con fuerza e incluso tiene un museo en la ciudad de Belgrado. Nunca está de más recordar a un genio, a un hombre que dijo en sus mejores momentos: «En realidad no me preocupa que quieran robar mis ideas, me preocupa que ellos no las tengan».