Jonathan Wilson, discos largos para tiempos de canciones cortas
El músico estadounidense edita ‘Rare Birds’, uno de esos álbumes que figurarán en las listas de lo más destacado del año
Madrid
En una época de consumo rápido, de canciones sueltas, Jonathan Wilson ha cocinado a fuego lento un disco de 78 minutos que requiere tiempo y demanda atención. Un álbum tan intenso como excelso que hubiera encajado mejor hace cuarenta años que en 2018, pero que es un regalo para los oídos de quien encuentre una excusa para escucharlo entero y sin distracciones.
Rare Birds, el título de la tercera entrega del compositor y productor estadounidense, es -tras varias escuchas- un álbum espléndido y redondo, con un aire poético y una elaborada producción que esconde distintos paisajes en unas canciones largas que mutan y se transforman como lo hacen las vistas de la ventanilla de un coche tras varios kilómetros.
Wilson, que a pesar de su edad se muestra ya como un veterano, ha encontrado un sonido personal que resume sus influencias con gran naturalidad y consigue sonar nuevo y añejo a la vez. Tras destacar con su primer trabajo, el llamativo Gentle Spirit (2011), un disco con el que Wilson encontró su sonido, el músico regresa tras su entrega de 2013 con un álbum en el que cabe toda su música y todas sus pasiones, del pop psicodélico al folk pasando por el jazz salvaje y las baladas sugerentes.
En este disco figuran también amigos como Father John Misty, al que produjo en sus inicios, o Lana del Rey y Lucius, pero por encima de las visitas este Rare Birds en un disco tremendamente personal en el que Wilson se quita etiquetas. Tras mudarse hace una década al legendario Lauren Canyon, el barrio hippie que en los sesenta acogió a Neil Young y otros salvajes de la época, Wilson ha grabado ahora en Echo Park y ha dejado atrás esos sonidos sesenteros para avanzar en nuevas direcciones, direcciones que se han plasmado en canciones tan maravillosas como Over the midnight, Sunset Blv o Loving You. Aunque lo cierto es que este no es un disco de canciones, es un álbum para escuchar entero y del tirón con el móvil lo más lejos posible porque solo así se descubre que en estas canciones nada es lo que parece y que todo muta. Sin duda uno de los discos más llamativos y redondos de este curso que ha empezado con mucha fuerza.