La Europa fortaleza

Madrid

Hoy es viernes y cuando volvamos a encontrarnos aquí el lunes probablemente ya habrá llegado a Valencia la flotilla que traslada 629 historias personales de miedo, huida y esperanza. Ajenos completamente a la Europa fortaleza que se rearma a su alrededor. Hasta ahora eran Polonia, Hungría y Eslovaquia los países que se negaban a aplicar los acuerdos europeos de acogida de los migrantes que llegan a Grecia a Italia o España. Ahora, el triunfo de la extrema derecha y las alas que se han dado a la demagogia populista suman al eje duro a Italia y Austria. Y en Alemania han tenido que suspender, incluso, una reunión del parlamento por las grietas dentro del gobierno por este asunto. Merkel le dio el Ministerio del Interior a un halcón de sus socios más derechistas, y ese halcón quiere que cada país vaya por libre. Merkel resiste e insiste en una solución europea.

En París, hoy se ven Macron y Conte, primer ministro italiano, después de una semana de durísimas acusaciones entre los dos gobiernos. Y el nuevo gobierno español ha entrado en el debate por la vía de los hechos: atendiendo, primero, la emergencia humanitaria del Aquarius y anunciando el ministro del Interior que quiere retirar las concertinas, ese eufemismo que mezcla espinos, puntas cortantes y alambre para impedir la entrada por Ceuta y Melilla.

En la cumbre europea de finales de junio los bloques quedarán perfectamente definidos. De un lado, aquellos para los que los valores europeos no son papel mojado; de otro, los partidarios de construir la Europa fortaleza. Y esto, en un continente envejecido donde, si no por humanidad y legalidad, sí por propia supervivencia, necesitamos inmigración. Es urgente que la Europa de los valores construya un discurso entendible para todos ante la eficacia de la demagogia populista que habla de invasión.

Ahí van los datos, para que ustedes saquen sus propias conclusiones: de los 160.000 refugiados que los países europeos se comprometieron en 2015 a aceptar procedentes de Italia y Grecia solo se han reubicado el 22%. A España tenían que llegar 17.000. El gobierno del PP trajo a 2.400.