Restaurantes de carretera y gasolineras
Abierto por vacaciones: Gasolineras y restaurantes de carretera
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Madrid
Hay un dicho que asegura que donde hay camiones aparcados se come bien.Vamos conduciendo y en la Autovía del Mediterráneo, en la salida 171, vemos varios estacionados. Así que, ponemos el intermitente. Tomamos la salida. Aparcamos. Y a comer.
Marta y su marido llevan al frente del restaurante El Cruce, en Caudete, desde hace cuatro años, aunque el local lleva abierto más de cuarenta. A El Cruce, no solo vienen camioneros. También trabajadores de la construcción, vecinos y ahora en verano, sobre todo turistas. Triunfa, explica, su menú de doce euros. Y entre los más de quince platos a elegir: los típicos de la zona y uno estrella: la paella de Caudete.
Pero si el viajero lo prefiere, la oferta fuera de menú no se queda corta. Sonia, una de las camareras, desde la barra canta los platos: panceta, lomo, longaniza, patatas a montón. Y desde la mesa, avalan la calidad de las comidas clientes habituales como Pedro: "Nos atienden muy bien y hay muchas camareras guapas", explica entre risas. En verano la jornada se hace larga. Marta asegura que atienden más de 150 mesas en el turno de comidas. Pero tanto trabajo compensa. "Lo mejor es tener la confianza de la gente".
Cogemos el coche por la antigua nacional, pasamos por Yecla y después de varias carreteras regionales acabamos en Fuente Álamo, también en Albacete. En este pueblo da la impresión de que todos los locales llevan el nombre de su dueño. Carnicería úrsula, peluquería Loli, Discoteca Dani...
La Gasolinera del pueblo tiene incluso nombre y apellidos: Estación de Servicio Dionisio Arnedo. La estación de Dionisio es la única de todo Fuente Álamo. Da servicio a los vecinos y hace las veces de museo entre los viajeros curiosos, porque parece como sacada de una foto antigua. Si fuera, llaman la atención los surtidores y el ruido que hacen al bombear el combustible, dentro, en su garita, todo llama la atención: las mesas y las sillas son como sacadas de un capítulo de Mad Men, aunque menos elegantes.
Dionisio no enciende el aparato acondicionado, tan antiguo como los surtidores de gasoil, porque prefiere estar fuera a la sombra. Su trabajo, dice, no le cansa demasiado. "Esto no es un trabajo duro. Mucho papeleo, pero nada más", explica.
Los vecinos compran bebidas frías que saca Dionisio de una nevera tan antigua como el resto de la gasolinera. En los últimos años, explica, ha ido perdiendo clientes. Por un lado, porque las cooperativas que compran gasoil para los tractores la acaban vendiendo a particulares, y por otro, por el auge de las de bajo coste.