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Carta a Feito

Hola Feitín. Ya sabes que en realidad esta carta no es para ti. Es para cualquier oyente que un día cualquiera la encuentre en la web de la SER, para Pilar, Lidia y Alicia... y para mí, que no me quedaré tranquilo hasta que no suelte todo lo que llevo dentro. Es mi primer Carrusel desde el miércoles. No sabes como me estuve arrepintiendo todo el puto jueves por no haberme despedido de ti con un abrazo. Te dije hasta mañana y te dejé ahí, frente al ordenador, como siempre, como si te fuera a ver al día siguiente y al otro, y al otro. Y te quedaba una hora de vida...

No te has perdido gran cosa estos dos días. Bueno sí, hay un huevo de mensajes de la gente, casi mil. Con tu forma de ser, te daría un corte de la leche saberlo, y si lo lees... si lo lees la verdad es que emociona. Pobre Willy, se pasó tres horas colgando los mails y no paró de llorar. Te perdiste también El Larguero del jueves. José Ramón llamó a unos cuantos amigos tuyos; ¿Sabes que incluso llamó a Clemente para que interviniera?, pero Clemente prefirió no hacerlo. Y metió a Cortés Elvira; mira por donde al final lo conseguiste. Ya sabes que Joserra iba a librar pero decidió quitarle el marrón a Joseba (yo creo que Joseba era el que más te quería en la redacción) y se tragó todos los nudos que tenía en la garganta para dedicarte el arranque del programa. Y allí estábamos todos, en el control, escuchando el programa, y todo iba bien hasta que entró el cabrón de Siro llorando y todo estuvo a punto de irse a tomar por saco. No sé como pudo aguantar José Ramón. Lloró Aitor -el más joven de los que allí estaban-, y el más veterano, uno de tus amigos del alma y de toda la vida, Quique Gozalo, se salió del control porque no aguantaba (Por cierto, como se ha portado Quique estos días; bueno Quique y tu otro colega del alma, Osvaldo). Después de Siro López intervino Sebas Álvaro, así que ya te puedes imaginar: Los dos destrozados. Ahora les quiero más aún.

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Han pasado casi tres días. Ya no te veré llegar con tu vaquero y tu camiseta y dejar tus cosas en la mesa. Ya no me dirás "que tal Paquillo?" (siempre respondíamos Pacojó y yo cuando decías ese nombre). Ya no te oiré "quejarte" más de tu mujer ni de tus hijas. Es que mira que eras asturiano. Me recordabas a veces a mi padre. Que si "esta mujer por aquí" que si "esta mujer por allá"... era tu manera de demostrar que Pilar era el centro de tu vida. Como te conozco sé que esa es la forma de decir que la querías que tenéis los que os da corte expresar en público vuestro cariño. O como el día aquél en el que te "quejabas" de que una hija se te había ido a Inglaterra a hacer un curso rarísimo, para acabar poniendo la cara del padre más orgulloso del mundo cuando terminabas diciendo que ahora la tenías trabajando en Doñana. Muchas veces camino del parking, cuando nos dejaba De la Morena, me contabas de los estudios, viajes y trabajos de tus hijas, incluso de sus novios...y yo pensaba "seguro que en casa no saben lo orgulloso que está de ellas".

Llegaste a la radio en el 97. Yo no sabia ni cuanto llevabas con nosotros. Me parecía que estabas ahí desde siempre. Y ahora ya no te oiremos decir que has apostado a no se qué partido extraño de Chipre 10 euros y que si empatan ganas 18,50. Ya no pondrás aquella canción hortera que tanta gracia te hacía y que Joseba te cantaba con otra letra..."...Ernesto Feito es un buen chaval...". Ya no me darás más lecciones de compañerismo, de humildad y de grandeza. Como las dabas tú, con el ejemplo, no con una charla. La de marrones que te he visto comerte cuando no eran tuyos!!, y nunca una mala palabra; la de culos y broncas que has salvado llevándote tu la culpa por no echársela a nadie. Y sin ponerte jamás una medalla. Eso es ser un gran compañero. Como lo fuiste al negociar los finiquitos de toda la gente en el cierre de "La Información de Madrid", que me lo han contado.

Cuando llegaste decías que venías de "atravesar el desierto" y que por eso no te podrías quejar nunca de nada. Yo empecé a cogerte cariño cuando me demostraste que eras un tío legal con una tontería: Como habías trabajado con García, yo pensaba "si este nos quiere ganar fácilmente, lo pondrá a parir porque sabe que aquí tendrá al auditorio ganado". Pero no, no hablaste mal de nadie. No lo hacías nunca. Eso es para mí ser humilde, y ser buena gente.

Y luego, con los años, te voy a decir lo que más admiré de ti. Te vi tragarte tu orgullo tantas veces que me resultó increíble. Pero no ante los jefes, eso es obedecer, y lo podemos hacer todos. Te lo tragabas ante gente que ni había nacido cuando tú encontraste y entrevistaste a un nazi buscado en toda Europa. Gente que jamás reunirá un curriculum ni la mitad que el tuyo, currando en el número 1 de la radio, de la tele o de la prensa. Y tenías galones para utilizar el "ordeno y mando", pero nunca lo hiciste. Siempre optabas por discutir y negociar, aunque sabías de sobra que el otro estaba equivocado y no tenía razón. Durante mucho tiempo pensé que tolerabas demasiado, hasta que me dí cuenta de que lo te hacía verdaderamente grande era eso, que eras capaz de comerte tu orgullo ante gente que no lo merecía. Desde tus muchas horas de vuelo en este mundo, debías pensar "la vida un día te va a dar una buena hostia, pero yo no, yo te voy a demostrar con palabras que hay otra manera de hacer las cosas sin necesidad de ir de gallito por la vida". Toda una lección; espero que la hayamos aprendido.

El jueves nos enteramos de que tenías algún problema arterial en tu historial médico. No sabíamos nada. "No se cuidaba" era la frase. No, no te cuidabas. Pero yo te veía feliz. Y ahora se acabó el cubata con los paisanos de Becerril. Y ahora no podremos pedirte pasta (siempre llevabas un buen fajo) ni cambio (como no se te rompería el pantalón con tanta moneda). Ahora, si es que se va a algún sitio cuando esto se acaba, estarás donde va la buena gente. Porque sería cojonudo que si después de esta vida hay algo, nos vuelvan a poner todos juntos, los malos, los regulares y los buenos. Y estarás por supuesto en la zona de fumadores (espero que haya porque si no, tú y unos cuantos lo vamos a pasar mal..). Y ya no habrá quien demuestre su carácter y nos defienda como hacías tú cuando llamaba algún loco que nos amenazaba o insultaba y tu -que lo sepa la gente coño!, que eras bonachón con nosotros pero con un par con quien nos atacaba-, agarrabas el teléfono para decir " Porqué no llama usted a la gasolinera que está en el kilómetro 37 de los cuernos de su puta madre?". Ja ja ja, que grande eres!. Joder cuantos recuerdos. En fin....

Con la serenidad de tu madre, el dolor de tu padre y el amor de Pilar y de tus hijas, y con las lágrimas de todos (Jesús, Hevia, Busti...bueno, todos, todos), han pasado casi tres días sin ti. Me queda media hora para "vender" la emoción del ascenso... manda cojones.

Cuídate ahí arriba Feitín... si quieres... y si no, sigue siendo feliz.

 
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