Garzón asume sus decisiones en el 'caso Gürtel' y asegura que las tomó cumpliendo la legalidad

Baltasar Garzón ha aprovechado su derecho a la última palabra para reivindicar su inocencia y asumir toda la responsabilidad de la decisión de intervenir las conversaciones en prisión entre los jefes de la trama Gürtel a los que investigó y sus letrados.

El juez se enfrenta a una pena de entre 10 y 17 años de inhabilitación, acusado de los delitos de prevaricación y de violación de las garantías constitucionales. El presidente del tribunal, Joaquín Giménez, ha levantado la sesión agradeciendo a las partes y al público su excelente comportamiento durante las tres jornadas del juicio.

El alegato del juez Baltasar Garzón ha sido atropellado. El presidente del Tribunal, Joaquín Giménez, le ha interrumpido en alguna ocasión para que no se extralimitara en el ejercicio de su derecho a la última palabra. Apenas han sido diez minutos de exposición. El magistrado de la Audiencia Nacional ha reivindicado su inocencia porque las decisiones que tomó "fueron en el ejercicio de la función jurisdiccional" y estuvieron orientadas "a la protección del derecho de defensa".

Garzón ha asumido toda la responsabilidad de esta decisión y ha subrayado que el desglose de las conversaciones que afectaban a ese derecho fundamental fue "ordenado y controlado por él con el conocimiento y con la colaboración del Ministerio Fiscal". Esta era, ha añadido, "la única medida posible" para conjurar el delito de blanqueo de capitales que se estaba investigando, una vez constatada que se estaba produciendo una "renovación delictiva", a pesar de que se encontraban en prisión los presuntos cabecillas de la trama Gürtel, Francisco Correa y Pablo Crespo.

"Es la hora del tribunal"

Una vez que el presidente del Tribunal, Joaquín Giménez, ha levantado la sesión, el acusado ha mantenido una charla informal con los periodistas. Baltasar Garzón se ha mostrado "satisfecho" con el juicio porque "ha quedado acreditado lo que pasó y no lo que dicen que pasó". A renglón seguido ha destacado que "es la hora del tribunal".

El informe de la defensa

El letrado de la defensa, Francisco Baena Bocanegra, ha hecho una enérgica defensa del juez de la Audiencia Nacional en su informe de conclusiones definitivas. Bocanegra ha reprochado a las acusaciones que "como no le gustaban las resoluciones que dictaba el juez, han cogido el camino fácil", el de la presentación de la querella contra él. El abogado ha explicado que acepta la tesis de "clamorosa exageración o clamorosa equivocación" pero nunca la de un delito de prevaricación porque la intervención de las comunicaciones no fue fruto de una resolución "patentemente injusta y que no permita una interpretación razonable" y "cuando se juzga a un juez se está juzgando a la justicia".

Bocanegra ha recordado que la decisión judicial de las intervenciones fue compartida y asumida por el Ministerio Fiscal, al que también ha defendido de las críticas a las que le han sometido las acusaciones. "Ha habido un momento en el que pensaba que me había equivocado de sitio y que tenía que defender a los fiscales", ha señalado.

No hay pruebas

El letrado de la defensa ha querido señalar que no hay pruebas contra su cliente, ya que "estamos ante supongandos y no considerandos". El derecho de defensa, ha añadido, "no es un chicle, no valen los privilegios de las togas porque yo creo en la igualdad de armas". Sus últimas palabras han sido: "Yo no me callo la boca y Baltasar Garzón es un buen juez".