El Real Madrid descarrila ante el Sevilla en el Pizjuán y se aleja del liderato de la Liga

Cristiano no basta para ganar un campeonato tan largo como el de Primera. El afán del portugués por hincarle el diente al Sevilla fue el único argumento de un Madrid que sufrió en el Pizjuán su segunda derrota consecutiva en la Liga y que ahora ve un poco más lejos al Atlético y al Barça. En el equipo de Ancelotti no apareció la calidad de hombres como Modric o Bale. Además, el bloque echó de menos la vitalidad renovada de Di María y la capacidad de Jesé, ahora lesionado, para desatascar algunos partidos. La moral de los blancos regresa mermada a la capital. | El directo del partido

El Real Madrid arrancó el partido del Pizjuán sabedor de que la victoria del Barcelona ante el Celta le obligaba a ganar. Parecían muchos los llamados, pero no fueron tantos los escogidos. Porque si primero probó suerte Bale y luego Benzema intentó rematar en todas las posiciones posibles, el primer tiempo del encuentro fue casi un duelo entre el madridista Cristiano Ronaldo y el portero sevillista Beto.

El portero desvió a córner un toquecito inteligente del francés. Luego vio como un cabezazo picado del punta blanco se marchó fuera. Pero no pudo hacer nada cuando llegó el momento en que a Cristiano le tocó lanzar un libre directo. Toda una amenaza. El tiro del portugués iba teledirigido al primer palo, pero tocó en la barrera. Beto solo pudo correr resignado a recoger la pelota del fondo de su portería. Fue el 0-1.

No habían pasado más de 13 minutos y el Madrid ya contaba con el marcador a favor. La presión del Barcelona apretaba menos. El gol no hacía justicia al disparo del portugués, pero sí a la intención con la que el equipo de Ancelotti había saltado al campo.

Pero le faltó al equipo blanco interés por rematar la faena. A todos menos a Cristiano Ronaldo. Y eso que el Sevilla tampoco era una amenaza verosímil para la portería de Diego López. Sin embargo, los de Emery no tardaron en igualar el choque. Gran pase de Reyes, el hombre que dio una Liga al Real Madrid, a Bacca. El colombiano no desaprovechó la oportunidad para batir al portero titular del Madrid en el campeonato liguero. Era el 1-1.

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Después de 20 minutos, todo volvía a empezar. Al Barça le valía su victoria, empañada por las lágrimas y la rotura de ligamentos de Víctor Valdés, para ser líder provisional con los empates simultáneos del Real Madrid en Sevilla y del Atlético en el Calderón. El Madrid quedó algo tocado por el gol y una nueva pared (doble) entre Reyes y Bacca en el balcón del área blanca demostró las dificultades que a veces tiene el Madrid para defender. Tiró fuera el exjugador del Madrid, Atlético y Arsenal.

Cristiano se dio por aludido y, un poco a la desesperada, trató de tirar del carro. Probó fortuna con un disparo que se marchó muy desviado. Luego afinó la puntería y obligó a Beto a hacer una buena parada para impedir el 1-2. Pero el Madrid era solo Cristiano y los avisos iniciales de Benzema. La aportación de Bale no era la esperada. Tampoco la de Modric. Y se notaba la ausencia de un revitalizado Di María.

La última gran oportunidad de la primera parte llegó, como era previsible, de las botas del delantero portugués. Fue en un balón mandado al área por Illarramendi. Un pase al que llegó Cristiano con su fe y su potencia para meter la puntera y hacer que la bola se estrellara en un palo y quedase prácticamente muerta en la línea de gol.

El Madrid se fue al vestuario con un bagaje más bien escaso par un equipo en plena pelea por el título. Y volvió de él con una nueva amenaza sobre su portería, la que ejerció Reyes en un disparo que se marchó por encima de la portería de Diego López.

Fueron fuegos artificiales, porque a partir de ese momento el equipo de Emery decidió que le tocaba dar un paso atrás para no descomponerse y contener a un Real Madrid del que esperaba que, por su falta de frescura, no fuera capaz de culminar buenas combinaciones. Eso hizo que el Madrid tocara más, pero sin demasiado peligro.

El talento de Rakitic dio por bueno el planteamiento sevillista. Porque el astro croata hizo un sombrero inverosímil a Pepe -con la espuela- antes de asistir a Bacca para que hiciera el segundo tanto de su equipo. Supo definir en el cara a cara con Diego López. Era un tiro sin colocación, parable, y maldito para el guardameta, que una vez más fue objeto de las comparaciones de las que, seguramente, ya está cansado.

El 2-1 dejaba al Atlético líder con 73 puntos -ganaba por la mínima al Granada- y al Barcelona con 73. El Madrid, líder hace dos semanas, era en ese momento tercero con 70 puntos. El equipo de Ancelotti estaba a un paso de perder su segundo partido consecutivo después de la derrota ante el Barcelona en el Bernabéu.

Esa amenaza no estimuló al Madrid, que si pudo empatar fue más por el peso de su escudo -el de un equipo al que no se le consiente renuncia alguna- que por las intenciones de los suyos. A falta de solo medio minuto, Ancelotti dio paso a Morata. La salida de Isco no le había aportado demasiado. Seguro que el italiano echó de menos a Jesé.

No había tiempo para mucho más. Sí, para el lío. Llegó con el minuto 45. El Madrid tenía una ocasión para el empate en forma de libre directo. Junto al esférico estaban Crisitiano Ronaldo y Gareth Bale. La iba a tirar el portugués... hasta que intentó romperla Bale. El enfado del 7 blanco fue una de las imágenes que quedan para guardar de esta jornada.

Acababa el partido en el Calderón con la victoria del Atlético y al Madrid no le quedaba tiempo para nada. Solo para que Morata intentara colgar una pelota que atrapó Beto. Nada más. Para eso y para certificar su derrota. Otra más. La cuarta de la temporada, la que deja tocada su moral, que no sus posibilidades de ganar una Liga que todavía tiene a tiro, aunque más lejos que cuando, antes de enfrentarse al Barcelona en casa, era el equipo que la comandaba.

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