“Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción”
En su primer discurso de Navidad como rey, Felipe VI se muestra muy contundente contra la corrupción sin mencionar explícitamente a su hermana, habla directamente sobre Cataluña y califica el paro como “el desequilibrio fundamental” que nuestra economía aún no ha sido capaz de resolver
Madrid
Nada de despachos. Desde un salón y con una foto de pareja y otra de la familia de fondo, el rey daba su discurso de Navidad. Este año había gran expectación. Por un lado, porque era el primero de Felipe VI y, por otro, por la imputación de su hermana, la infanta Cristina, en el caso Nóos. Precisamente la primera parte de su discurso lo dedica a arremeter contra “las conductas que se alejan del comportamiento que cabe esperar de un servidor público” que provocan “indignación y desencanto”: “El pasado mes de octubre afirmé en Asturias que necesitábamos referencias morales a las que admirar, principios éticos que reconocer, valores cívicos que preservar. Decía, entonces, que necesitábamos un gran impulso moral colectivo. Y quiero añadir ahora que necesitamos una profunda regeneración de nuestra vida colectiva. Y en esa tarea, la lucha contra la corrupción es un objetivo irrenunciable”, sentencia.
“Es cierto que los responsables de esas conductas irregulares están respondiendo de ellas; eso es una prueba del funcionamiento de nuestro Estado de Derecho. Como es verdad también que la gran mayoría de los servidores públicos desempeñan sus tareas con honradez y voluntad de servir a los intereses generales”, añadía, antes de mostrarse rotundo de nuevo: “Es necesario evitar que esas conductas echen raíces en nuestra sociedad y se puedan reproducir en el futuro. Los ciudadanos necesitan estar seguros de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos; que no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública; que desempeñar un cargo público no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse; que no se empañe nuestro prestigio y buena imagen en el mundo”. Y zanjaba este tema con un mensaje claro: “Pocos temas como éste suscitan una opinión tan unánime. Debemos cortar de raíz y sin contemplaciones la corrupción. La honestidad de los servidores públicos es un pilar básico de nuestra convivencia en una España que todos queremos sana, limpia”.
Sobre Cataluña: “Nadie en la España de hoy es adversario de nadie”
Tras un breve recuerdo al referéndum del 78, donde los españoles ratificaron la Constitución, y apelar a “ese espíritu constitucional con el que hemos convivido estos años”, Felipe VI habla directamente de “la situación que se vive actualmente en Cataluña”: “Es evidente que todos nos necesitamos. Formamos parte de un tronco común del que somos complementarios los unos de los otros pero imprescindibles para el progreso de cada uno en particular y de todos en conjunto”.
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El rey ha apelado a los sentimientos: “Millones de españoles llevan, llevamos, a Cataluña en el corazón. Como también para millones de catalanes los demás españoles forman parte de su propio ser. Por eso me duele y me preocupa que se puedan producir fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos. Nadie en la España de hoy es adversario de nadie”, destaca.
“Los desencuentros no se resuelven con rupturas emocionales o sentimentales. Hagamos todos un esfuerzo leal y sincero, y reencontrémonos en lo que nunca deberíamos perder: los afectos mutuos y los sentimientos que compartimos”. No obstante, el rey también ha querido pedir respeto a las reglas: “Respetemos la Constitución que es la garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y libertad. Y sigamos construyendo todos juntos un proyecto que respete nuestra pluralidad y genere ilusión y confianza en el futuro”.
“Los índices de desempleo son todavía inaceptables”
El rey señala que “es un hecho” que las magnitudes macroeconómicas están mejorando y que se están recuperado el crecimiento económico y la creación de empleo pero admite que todavía queda mucho camino por hacer: “Los índices de desempleo son todavía inaceptables y frustran las expectativas de nuestros jóvenes y de muchos más hombres y mujeres que llevan tiempo en el paro. Es cierto que nuestras empresas son punteras en muchos sectores en todo el mundo; pero también lo es que nuestra economía no ha sido capaz, todavía, de resolver de manera definitiva este desequilibrio fundamental”. Por eso, marca la lucha contra el paro como una gran prioridad: “El sacrificio y el esfuerzo de los ciudadanos durante toda la crisis económica exige que los agentes políticos, económicos y sociales trabajen unidos permanentemente en esta dirección, anteponiendo sólo el interés de la ciudadanía. Porque la economía debe estar siempre al servicio de las personas”.
“Sinceramente, me he sentido querido y apreciado”
En la última parte de su discurso, hace balance de estos meses como rey y destaca el “ejemplo de seriedad y dignidad” de España con la abdicación de su padre. Agradece el cariño que ha recibido durante este tiempo y ensalza “el espíritu renovador” de nuestro país: “Tiempos nuevos que se proyectan en todos los ámbitos de nuestra vida colectiva e individual. Y ahora nos corresponde a los españoles de hoy continuar la tarea de labrar nuestro mejor futuro; que empieza ya, que ha empezado ya”. Y añade: “Afortunadamente, no partimos de cero, ni mucho menos, y, por ello, no debemos olvidar lo que hemos conseguido juntos con grandes esfuerzos y sacrificios, generación tras generación; que es mucho y lo debemos valorar con orgullo. Aunque también tengamos la responsabilidad de corregir los fallos y mejorar y acrecentar los activos de la España de hoy, con la vista puesta en un futuro que nos pertenece a todos los españoles”.
Los mensajes de esperanza para el nuevo año, tampoco faltan: “Regenerar nuestra vida política, recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones, garantizar nuestro Estado del Bienestar y preservar nuestra unidad desde la pluralidad son nuestros grandes retos. No son tareas sencillas. No son retos fáciles. Pero los vamos a superar, sin duda; estoy convencido de ello. Tenemos capacidad y coraje de sobra. Tenemos también el deseo y la voluntad. Y hemos de sumar, además, la confianza en nosotros mismos”.
Para despedirse y como novedad respecto a los discursos de su padre, el rey ha utilizado las cuatro lenguas cooficiales del Estado para desear Feliz Navidad.