El rapto de Europa
Grecia representa menos de 3% de la zona euro, pero a su crisis se le han atribuido muchos de los males que ha sufrido el área de la moneda única
Madrid
Grecia representa menos de 3% de la zona euro, pero a su crisis se le han atribuido muchos de los males que ha sufrido el área de la moneda única. Desde el miedo a la desaparición del euro, hasta la crisis de deuda de casi todo el continente. Probablemente ni la Grecia de Pericles tuvo capacidad semejante en su tiempo. Sin embargo los efectos de la crisis griega y sus rescates tienen cifras concretas que se resumen en empobrecimiento.
Desde que comenzó la crisis el PIB de Grecia ha caído el 26%, y desde el rescate, el 15%. El gasto social se ha recortado un 23% y los salarios, un 20% (un 13% desde el rescate). El paro ha pasado del 8% al 25%, y el riesgo de pobreza o exclusión social afecta al 36% de la población. La inversión, clave para crecer, se ha desplomado el 75%, la mayor parte desde el rescate.
Los orígenes
Fue a primeros de 2010 cuando el gobierno socialista griego anunció que su antecesor, el gobierno conservador, había falsificado las cuentas públicas con la ayuda del banco norteamericano de negocios Goldman Sachs, precisamente del que había sido vicepresidente para Europa Mario Draghi, ahora presidente del BCE. La deuda griega era en realidad muy superior a lo que se suponía. Y se desató la tormenta: los inversores internacionales exigieron intereses muy superiores para prestar dinero a Grecia. El país no podría pagarla. Así se gestó el rescate.
El rescate
La Unión Europea acordó finalmente prestar dinero a Grecia para que pudiese devolver su deuda. Era dinero que debía en parte a bancos franceses o alemanes. El 10 de mayo de 2010 la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional acordaron prestar a Grecia 110.000 millones de euros. A cambio, se le imponía un durísimo plan de ajuste: recorte del sueldo a los funcionarios, privatización de empresas públicas, aumento de la edad de jubilación y subidas del IVA y de los impuestos sobre carburantes, alcohol o tabaco. Era sólo el principio.
Un año después la economía griega en depresión precisaba más dinero. El segundo rescate exigió más recortes: 60.000 funcionarios fueron despedidos y al resto se les redujo un 15% el salario, se recortó la pensión de los jubilados más jóvenes y se impuso impuesto a las rentas más bajas. Pero la deuda no se rebajaba según lo esperado. Al año siguiente la Unión Europea aceptó la quita, los acreedores no cobrarían parte del dinero. Esto vino de nuevo acompañado de más recortes de gasto, de sueldos y más despidos de funcionarios. En 2010 la deuda pública griega representaba el 148% del PIB. Era insoportable. Hoy supone el 174%.
¿Todos Grecia?
La política de austeridad estrenada con Grecia se extendió a toda la zona euro como el único mecanismo con el que hacer frente a la crisis. España se incorporó a ella el mismo mes en que se acordó el rescate griego. Fueron los primeros recortes en la etapa Zapatero. Luego vinieron los mas duros... Otros países tomaron medidas semejantes, de buen grado o a la fuerza, como el caso de Italia.
Inaugurado el rescate griego, los siguientes no tardaron en llegar. En noviembre de 2010 llegó el de Irlanda, En mayo de 2011 el de Portugal. En junio de 2012 el de España, limitado al saneamiento de sus bancos. Y en noviembre de ese año le tocó a Chipre.
Mientras esto ocurría, los inversores comenzaban a dudar de que el euro fuese a pervivir . Los países del sur de Europa debían pagar cada vez más intereses por su deuda. Sólo la decisión del BCE de que compraría bonos de los Estados con problemas acabó con esa escalada.