Verdú: "Rato me entregó la tarjeta y le advertí que era una mala práctica"

Madrid

El ex número dos de Rodrigo Rato en Bankia, Francisco Verdú, ha desbaratado con su declaración como testigo y por tanto, con obligación de decir verdad, el argumento de su antiguo jefe en la causa de las tarjetas opacas.

Rato aseguró en su declaración como imputado el pasado 16 de octubre, que no tenía constancia de la opacidad de estos plásticos y que él no se encargaba personalmente de su gestión y distribución. Sin embargo, Verdú ha manifestado que fue el propio Rato quien le entregó en mano la visa negra en febrero de 2012 y le dijo que podía usarla "en lo que quisiera" con un límite anual "igual al mío" de 75.000 euros, superior, por cierto a los 68.000 euros que figuraban en el contrato.

Francisco Verdú afirma que la rechazó y advirtió a Rato de que se trataba de una "mala praxis bancaria" que no había visto jamás "en 30 años de experiencia en el oficio", porque ya disponía de una tarjeta de empresa para gastos de representación, y esto le pareció fuera de toda buena práctica en el sector.

El exconsejero delegado de Bankia, a quien el fiscal ha hecho ver que estaba desmintiendo la versión de Rato, quien llegó a asegurar ante el juez que "nunca habló" de las tarjetas con Verdú, se ha ratificado en su declaración y ha añadido que recordaba "perfectamente" la conversación mantenida con el también exvicepresidente económico del Gobierno y exdirector gerente del FMI.

Francisco Verdú ha dicho que nunca llegó a abrir el sobre que contenía la tarjeta fantasma, y ha dado una explicación convincente para los investigadores sobre por qué no la utilizó; la disponibilidad de una tarjeta de estas características no figuraba en su contrato firmado con Bankia que establecía un salario fijo y variables por incentivos.

Terceiro: "Éramos tan estrictos que hasta limitamos los hoteles a tres estrellas"

El juez Fernando Andreu también ha tomado declaración como testigo al predecesor de Miguel Blesa en la presidencia de Caja Madrid, quien aprobó tarjetas de gastos de representación para los consejeros pero limitadas a 600 euros al mes, sin posibilidad de sacar dinero en efectivo, y con un control estricto de los gastos.

Terceiro ha declarado que la "austeridad" de aquella época en el gasto era tal, que a modo de ejemplo ha manifestado que el gasto medio mensual de los consejeros de entonces nunca superó los 300 euros y en sus desplazamientos, no podían alojarse en hoteles de más de tres estrellas.

El expresidente de Caja Madrid ha declarado que antes de la aprobación de las tarjetas de gastos de representación, los miembros del consejo solo tenían dietas de 150 euros por cada una de la docena de reuniones que mantenían al año, con lo que ganaban unos 1.800 euros al año.

El sueldo de Terceiro, presidente de la caja desde 1988 hasta 1996, comenzó siendo de 132.000 euros al año, según su testimonio, y concluyó con 200.000. En los 9 años, ha dicho que su sueldo solo subió el IPC, al contrario que Miguel Blesa quien llegó a cobrar 3,1 millones de euros en un solo año.

El expresidente de Caja Madrid ha aseverado que no recuerda reproche alguno de la Agencia Tributaria durante su gestión por estas VISA, y sostiene que la fiscalidad de las tarjetas en su época era "transparente", ya que se tributaban por Caja Madrid dentro del Impuesto de Sociedades como gastos de representación, y eran contabilizadas en la cuenta de "Gastos de Gobierno" y siempre dentro del circuito ordinario, al contrario de lo acontecido con su sucesor, Miguel Blesa, quien a partir de su entrada en 1996 permitió el uso indiscriminado de las tarjetas y las convirtió en opacas al fisco, según los investigadores, al contabilizarlas en una circular casi imposible de detectar para la Agencia Tributaria.

Por su parte, los otros dos consejeros que siendo titulares de estas tarjetas opacas no las habrían utilizado, Íñigo María Aldaz y Esteban Tejera, han manifestado que nunca llegaron a disponer de ellas sino de tarjetas de gastos de representación que justificaron ante la entidad.