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Puerta grande o enfermería

Si el Real Madrid gana, tendrá diez jornadas por delante para sufrir, y mucho, por ser campeón de Liga pero si pierde…

Bale espera el balón defendido por BusquetsGETTY

Madrid

Empiezo con un topicazo: el domingo se juega uno de los Clásicos más importantes de los últimos años. Ahí queda eso. Pero es verdad, sobre todo si nos referimos al Real Madrid. El equipo ha ido perdiendo sensaciones de una manera tan brusca que asusta y en eso están los jugadores. Con miedo a fallar. Con temor a equivocarse en un pase demasiado arriesgado o en un disparo demasiado inverosímil (salvo Benzema que quiso que el Bernabéu se rindiera con un ‘espuelazo’ a la escuadra del Levante que aún permanece en la retina de todos).

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En mi opinión, se trata más de un bloqueo mental que de un bajón físico, y cuando no hay ideas no fluye el fútbol. No digo que algunos jugadores no estén cansados, que lo están. Kroos lleva demasiados kilómetros encima esta temporada y eso se nota en la salida de balón del equipo blanco. Cristiano no se muestra con la superioridad que acostumbra. Isco sube, baja y aprieta como nadie, pero sus genialidades no se traducen en goles. Son tres nombres escogidos intencionadamente. Sin ellos al 100%, el Madrid no carbura. Sobre todo en casa.

El ambiente en los partidos que se juegan en el Santiago Bernabéu empieza a estar muy cargado y ese miedo a fallar se multiplica por momentos. Cada silbido a Casillas, a Bale, a Ancelotti o, incluso, a Cristiano Ronaldo (¡sacrilegio!) mina la confianza de un equipo que ha demostrado que tiene mucho fútbol. Esa confianza es la que te ayuda a llegar a los balones que se escapan, a hacer la cobertura al compañero cuando pierde el sitio y a intentar cosas que normalmente no harías. Esa confianza se ha marchado pero no muy lejos. No se me ocurre un lugar mejor para volver a sentirla que la casa del eterno rival.

Cristiano celebra un gol en el Bernabéu con Carvajal / ANDREA COMAS

En el Camp Nou también se sufre cuando estás de visita, aunque se sufría más antes, cuando aquello se convertía en un rondo gigante y el balón se movía con una precisión desconcertante. Este Barcelona de Luis Enrique no se dedica a eso. Ahora corren, vuelan más bien, pero no tocan tanto la pelota. En cualquier caso, se sufre pero, si eres el Real Madrid, tu deber es salir a ser el protagonista. Derribar la puerta sin llamar y llevar la iniciativa. Para eso se necesita personalidad y estos jugadores la tienen. Se necesita calidad y a estos jugadores les sobra. Se necesita confianza y, no nos engañemos, de eso van justitos ahora. ¿Qué plaza puede ser mejor que el Camp Nou para recuperarla? Se me ocurren pocas.

Por eso la corrida del domingo, valga el símil taurino, es de puerta grande o enfermería. Si el Real Madrid gana, tendrá 10 jornadas por delante para sufrir, y mucho, por ser campeón de Liga. Si pierde… ¡ay si pierde! Si pierde, entonces sí que tendrán una crisis encima. ¿Les parece que el Madrid ya está en crisis? Yo creo que sólo está en un mal momento. Preocupante, sí, pero sigue a un punto del líder en la Liga y clasificado para los cuartos de final de la Champions. Nada grave. Lo malo es que los síntomas de mejora son demasiado leves para viajar a Barcelona con optimismo. Pero no sería la primera vez que el conjunto blanco llega al Camp Nou con el temor de caer con claridad y sale vencedor. En la historia reciente del club hay varios ejemplos que invitan a ser optimista con un equipo que ha jugado un fútbol espléndido. Eso fue antes de ayer, como aquel que dice, conviene no olvidarlo.

 
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