Messi nuestro que estás en el juego, santificado sea tu fútbol
El análisis sobre el Clásico es sencillo: se escribirá como quiera Messi
Vista del Camp Nou / SIQUE RODRÍGUEZ
Barcelona
El Camp Nou empezó a jugar el Clásico cinco minutos antes de terminar el partido ante el City. “Bote, bote, bote. Madridista quien no bote”, se empezó a cantar desde Gol Sur. Y las 90.000 del estadio respondieron saltando. Un cántico de los de antes. De los pocos que aún no son sancionados. Hasta hoy, Barcelona miraba de reojo al Madrid porque es lo que marcaba el calendario. Una eliminatoria de Champions es suficientemente importante como para olvidarse del Clásico.
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El Barça-City fue un partido trepidante, de ida y vuelta, box to box, como dicen en Inglaterra. Son los partidos que le gustan a Luis Enrique y el Barça empieza a sentirse cómodo en ellos. El equipo ha cambiado. Ya no es aquella orquesta perfecta. Más que un violín suena a metralleta. En cierto modo, recuerda al Madrid de Los Galácticos. Sin más florituras que las individuales. Con la retórica justa. De cara a barraca, que decimos en Catalunya. Luis Enrique no lo destaca en rueda de prensa pero da la sensación de que esta es su obra. Él era así como jugador, un gladiador; y esa es su mano en el Barça. Y lo cierto es que, guste más o menos, cuando un equipo transmite la personalidad de su entrenador, se puede decir que el entrenador ha triunfado.
La cuestión del estilo merece un debate profundo. Pero es innegable que la gente se divierte. Más que ver los partidos, la afición los juega porque termina igual de cansada. Un socio me decía: "Aunque veas al Barça desde el sofá de casa, terminas con la sensación de que estás exhausto y te sientes orgulloso porque piensas en cómo deben haber acabado los jugadores". Viniendo de donde venía el equipo, el público valora ese esfuerzo.
Estamos a mediados de marzo y el Barça está vivo en las tres competiciones. Compite, que es lo que hay que exigir a un equipo grande. Con todo lo que ha pasado, como diría Guardiola, ha llegado el momento de "abrocharse los cinturones y pasarlo bien". Ayer, el extécnico azulgrana disfrutó como un socio más de su Barça. Lo hizo junto a su padre en una imagen que genera debate pero que queda en segundo plano porque hay un jugador que se entesta en que los focos se pongan donde se tienen que poner: en el césped.
Guardiola, en la grada del Camp Nou / David Ramos
"Messi es único. Pep lo parió un poco, igual que Cruyff lo parió a él". La frase es de Valentí Guardiola, padre del entrenador, en Hoy por Hoy. Tiene su profundidad. Ni el propio Guardiola pudo disimular gestos de admiración ante las jugadas de Messi. "Voy a quitar el Picasso que tengo en casa para poner un póster de Messi", dice Manel, socio del Barça.
El público está entregado al argentino. Ante el Rayo celebró casi tanto que igualara a Cristiano en el pichichi como que el Barça se pusiera líder. Es la ley de Messi. Por eso, llegados a este punto, el análisis sobre el Clásico es sencillo: se escribirá como quiera Messi. Como rezó un día Flaki en Carrusel, la afición repite: "Messi Nuestro que estás en el juego. Santificado sea tu fútbol. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad…".
Sique Rodríguez
Director del 'Què t'hi jugues!' de SER Catalunya y de 'El Bar'
