Oblak se hace grande
El portero más caro del fútbol español comienza a justificar su fichaje tras una actuación sublime en el derbi de Champions
Madrid
Pasaron muchas cosas y al final no pasó nada… 0-0. Los Atléticos contentos porque no encajaron, porque salieron vivos del ciclón madridista de los primeros 45 minutos y porque mantienen intacta la teoría de su entrenador, quien, en este tipo de retos, le gusta jugársela a cara o cruz, a 90 minutos da igual dónde.
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Por su parte los madridistas salieron con lecturas diferentes. Por fin compitieron a los rojiblancos esta temporada, incluso fueron muy superiores en la primera parte, pero no fueron capaces de hacer un gol. Por otra parte, el partido decisivo se jugará en el Bernabéu al aliento de su gente, en una de esas noches europeas. Lo cual eleva la moral merengue, aunque la sensación ha cambiado y ahora los colchoneros son capaces de cualquier cosa en Concha Espina.
Y el protagonista de ayer, en el día internacional de los porteros, sin duda fue Jan Oblak. Una historia curiosa la de este joven esloveno. Tanto en Rio Ave como en Benfica y ahora en el Atlético tuvo que esperar su oportunidad media temporada en el banquillo y al saltar a la palestra ya nadie le aparto de los palos.
Llegó al Atlético como el sucesor de Courtois y con la sombra de los 16 millones de euros que costó su fichaje. Una lesión colocó a Moyá como titular y en su debut en Champions en Atenas llenó de sombras su currículum con una derrota, tres goles encajados y sensación de inseguridad.
A pesar de no tener actuaciones destacadísimas, en el Calderón siempre han hablado maravillas de Oblak: “Es muy bueno. Tendrías que ver cómo entrena”. Desgraciadamente esta manía del fútbol moderno de no permitir ver los entrenamientos me llevan a utilizar palabras de otros, pero ayer en 45 minutos demostró todo lo que vieron los ojeadores para que este chico se convirtiera en el sustituto del mejor portero del mundo.
Su catálogo de paradas va desde el aguante en el mano a mano con Gareth Bale, a la anticipación en un centro en banda de James bien despejado, pasando por la colocación y abarque entre palos en un disparo fuera de Modric intentando sortear la larga envergadura del guardameta.
Pero sin duda la parada más difícil, la más excelsa desde mi punto de vista, es la que le hace a James tras un córner, con un delicioso toque del colombiano buscando la rosquita a la cepa del palo y con una estirada del esloveno tapado por varios compañeros y rivales.
Un despliegue de atajadas que le guardan en el santoral del Manzanares aunque debe refrendarlo en siete días en el Bernabéu. Allí tuvo algunas dudas en el mes de enero en partido de Copa, dudas que debe disolver si el Atleti quiere estar en semifinales de la Champions…
Por cierto, sirva este texto para reconocer la temporada de Miguel Ángel Moyá. Un portero que llegó sin hacer ruido y que ha tenido actuaciones espectaculares, sin ir más lejos contra Real Madrid en Supercopa de España y Liga. Ser portero no es fácil y menos cuando no juegas. Por eso le doy valor al mensaje en redes sociales de Pablo Vercellone, preparador de porteros del Atlético de Madrid tras el partido y con una imagen de Moyá y Oblak abrazados colgó el siguiente mensaje: “Con profesionales como éstos nuestra portería está en buenas manos”.