Las piras de cadáveres en Katmandú no se apagan nunca
La cuarta jornada de búsqueda de víctimas se está centrando en las aldeas que rodean la capital. Mientras, las hogueras que llevan encendidas más de 60 horas continúan incinerando cadáveres
Katmandu
Y los temblores prosiguen, aunque menos recurrentes que en los pasados días. Sin embargo, nadie duda ya de que la cifra de muertos va a superar con mucho las 5.000 personas, cifra oficial que se maneja, aunque las propias autoridades de Nepal han confirmado que se podrían superar incluso las 10.000 muertes.
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Ante el evidente peligro de epidemias, los cadáveres están siendo incinerados en grandes piras funerarias. La cremación es algo habitual en la vecina India cuya población mayoritariamente profesa el hinduismo, pero no es una costumbre en Nepal, un país más propenso al lamaísmo.
Son unas llamas que no se apagan porque cada vez aparecen más cuerpos sin vida. Un olor acre, demasiado intenso para los occidentales, inunda las áreas de cremación. Se necesitan unas cuatro horas para eliminar un cadáver y por eso las llamas se están haciendo eternas en el horizonte de esta ciudad golpeada, de nuevo, por las fuerzas tectónicas.
Mientras tanto, los equipos de rescate, a los que se han incorporado especialistas chinos e indios, se están desplegando por las cordilleras cercanas en un intento de localizar supervivientes en las docenas de aldeas de montaña que se alzan a más de 3.000 metros de altitud.