La televisión da la espalda a la música
Poca música en directo, desaparición de programas musicales y negocio con los derechos de autor: la televisión, territorio hostil para la música
Madrid
Pasada la una de la madrugada. En el debate de 'Supervivientes' dan paso a la actuación musical. Jaime Terrón, ex vocalista del grupo Melocos, interpreta su nuevo single en solitario. En solitario con todas las connotaciones que uno quiera ponerle… porque a esas horas, el número de espectadores ya ha decrecido considerablemente. Era la madrugada del 29 de junio.
La semana anterior, el joven granadino de origen irlandés Calum tuvo más suerte: su actuación en este mismo programa de Telecinco (que empieza a las 21:50 horas) fue a las doce y media de la noche.
Calum fue afortunado porque, unos programas antes, en el grupo Dvicio (premiado por Los 40 Principales como Mejor Grupo Revelación) no solo tuvo que esperar hasta la una de la madrugada para dar comienzo a su actuación, sino que vio cómo les cortaban antes de tiempo y sin disimulos: de repente, el volumen comenzó a bajar progresivamente hasta el silencio que rompían los aplausos del público del plató mientras los chiscos del grupo se miraban entre ellos como buscando una explicación.
Automáticamente, muchos espectadores que estaban siguiendo el programa y, a la vez, tuiteando, comenzaron a acusar al grupo de cantar en playblack, a tildar la actuación de chapuza…
Este, el de 'Supervivientes: el debate', es tan solo un ejemplo del trato que proporciona la televisión de hoy en día a la música; especialmente los grandes canales generalistas. Y este, casi es el mejor de los escenarios posibles, porque la realidad es que cantantes y músicos cada vez encuentran menos espacios en televisión los que dar rienda suelta a sus creaciones musicales. En Mediaset hay que recurrir a programas como el debate de 'Supervivientes', 'Qué tiempo tan feliz' o los talents para ver actuaciones musicales. En Atresmedia, ni eso.
Off the record, los gabinetes de comunicación de las principales discográficas lo admiten: la promoción de nuevos cantantes y nuevas canciones o discos en televisión se está tornando imposible. Tan solo unos pocos programas dan cabida a estos contenidos y bajo unas condiciones muy poco apetecibles.
El playback como recurso obligado en televisión
Por regla general, los artistas quieren tocar siempre en directo. No tienen el menor problema cuando son entrevistados, aunque sea en una cafetería, a tomar la guitarra y lanzarse a interpretar su single que está en promoción o algún viejo éxito. Entonces, ¿por qué en televisión se recurre tanto al playback? ¿Les da miedo que algo salga mal?
No. En la mayoría de espacios -emitidos a una hora decente- en los que un artista puede ir a promocionar su disco o a charlar sobre su carrera musical, no existen las condiciones necesarias para poder abordar con garantías un directo. El grupo Dvicio ya lo explicaba en una entrevista concedida a la Cadena SER: "Nosotros, siempre que podemos [cantamos en directo] y al no ser que nos digan que 'no' tajantemente, intentamos que la voz sea en directo, eso como mínimo", comentaba Alberto, uno de los integrantes del grupo: "Con la música [del tema a interpretar] no te dejan porque no tienen ni dónde enchufar tus instrumentos: aunque tú quieras, no puedes. Tú te la juegas porque eres el que das la cara. Si está sonando como el culo porque está distorsionando o cualquier cosa, el que canta o toca mal eres tú, a ellos les da igual". Las palabras de Alberto han resultado ser premonitorias a tenor de lo que, semanas después, les ocurrió en el debate de 'Supervivientes', el mes pasado.
Su líder, Andrés, fue más allá: "Creo que tan solo una vez he hecho la voz en playback en un programa de televisión y fue porque me lo prohibieron rotundamente".
No dejar que se cante en directo o poner a los integrantes de un grupo a simular que tocan instrumentos que no están enchufados a nada. Todo ello durante poco más de dos minutos, porque esa es otra de las rémoras de la música en televisión: el programa no te va a permitir interpretar tu canción al completo, ni si quiera la versión editada para sonar en la radio. Con frecuencia, los artistas se ven obligados a reducir sus temas en poco menos que el estribillo. En el mundo de la televisión se extiende la máxima -que se toma como auténtico dogma- de que es empezar una actuación musical y la audiencia caer en picado.
La representante española en Eurovisión, Edurne, también ha probado este año en sus carnes lo que es ir a cantar a un programa de televisión para promocionar una canción y recibir críticas muy negativas. Acudió a 'Alaska y Segura', el late night semanal que La 1 ha venido emitiendo este invierno. La idea era darle bola a la canción con la que Edurne y la propia TVE participarían en Eurovisión.
Técnicamente, la actuación fue un desastre. El sonido fue muy malo y los planos dejaron mucho que desear. La parte positiva: que se produjo casi a la 1 y media de la madrugada. Parece que en televisión esa es la hora estándar para poner a cantar a los músicos.
Quizá por ello, Edurne se mostró así de tajante, en una reciente entrevista en la SER, con respecto a cantar en programas de televisión: "Muchas veces, prefieres centrarte solo en la entrevista y no cantar porque el que sales perjudicado eres tú. La gente se piensa que no cantas en directo porque no puedes. Como ya lo he vivido, prefiero no cantar si no lo voy a hacer con buena calidad. Y hay muy pocos sitios para poder hacer esto", dice en la entrevista en la que se queja de que en televisión "a veces no te dejan cantar el tema entero" y en la que afirma: "Yo odio hacer el playback. Para mí es como un engaño, no es real, no estás haciendo tu trabajo"
Los talent show, ¿rincones musicales? No
En las cadenas niegan la mayor: no se le da la espalda a la música. ¿Una muestra? El sinfín de programas musicales que se estrenan cada año. ¿Programas musicales tipo 'Música Sí' (TVE, 1997-2004) o 'Un lugar llamado mundo' (emitido en CANAL+ desde 2013 y ya cancelado)? No, se refieren a los talents tipo 'La voz', 'Tu cara me suena', 'Hit-La canción', 'Levántate', 'Uno de los nuestros'…
Programas que, efectivamente, se articulan en torno a la música y hacen de ella su componente esencial, pero que ni la ponen en valor, ni contribuyen a su difusión, ni la cuidan. La música es para estos programas un instrumento más en pro del espectáculo, como el llanto de un concursante o el peinado molón del presentador.
Sí que hay que reconocer que, en el grueso de estos talents show, las actuaciones son siempre en directo, sin playbacks. Puestos en contactos con productoras de estos formatos -como Boomerang TV o La Competencia- explican que todos los artistas invitados que pasan por el plató del programa para cantar lo hacen con voz y música en directo.
Por su parte, las actuaciones de los concursantes, siempre cuentan con voz en directo y, depende de la fase del programa, la música puede entrar ya sintetizada o también interpretarse en directo junto con la actuación del concursante.
En innegable que un talent show puede ser un buen vehículo promocional para algunos artistas, pero no son formatos que creen cultura en torno a la música. Se nutren de temas pop para llegar al espectador, reducen la riqueza musical y no siempre cuidan los aspectos técnicos: el sonido en no pocas actuaciones de un talent deja mucho que desear.
El negocio de las madrugadas y por qué las series no usan canciones famosas
Para rebatir la teoría de que las televisiones le han dado la espalda a la música, en las cadenas bien podrían decir que le dedican cada día horas y horas a la emisión de actuaciones musicales. Pero aportar ese argumento ya sería caer muy bajo y hacer gala de una encomiable amoralidad.
Sí, todas las principales cadenas de televisión en España copan su programación de madrugada con espacios donde músicos desconocidos -en la mayoría de los casos- interpretan temas que nadie ha escuchado antes ni volverá a escuchar jamás. ¿Un favor, aunque sea de madrugada, de las cadenas de televisión a los autores menos conocidos? No, un negocio muy suculento.
Para poder usar las canciones más conocidas y de moda, cada año las cadenas de televisión pagan un canon a la SGAE. Algo así como una "tarifa plana" anual por usar su catálogo cuantas veces quieran. Es la razón por la que en cualquier reality show suenan sin cesar los temas musicales del momento.
La tarifa la firma cada cadena con la SGAE y suele ir en función de los ingresos publicitarios. Estos acuerdos, suelen reportar a la sociedad de autores casi la mitad de su presupuesto; es decir, entre 100 y 150 millones de euros que pagan las televisiones en su conjunto. Pero no solo está el negocio aquí.
Ocurre que las cadenas de televisión, en un intento de rebajar la mencionada cuantía que han de pagar por el uso de la música, se convierten también en editoras musicales. Las cadenas contratan a unas productoras que son las encargadas de llevar a cabo estos programas musicales nocturnos. De este modo, la cadena es también editora y tiene derecho a percibir un dinero por la música que está generando, aunque se trate de canciones que solo se van a escuchar en boca -o manos- de estudiantes de conservatorio durante la franja televisiva menos vista (estos programas suman menos del 0,5% de la audiencia).
A su vez, esta música es creada por compositores nada populares que se embolsan suculentas sumas de dinero en concepto de los derechos de propiedad intelectual. La lista de los autores españoles que más dinero perciben cada año por derechos de canciones está copada por nombres absolutamente desconocidos para el público.
Este es el motivo de que los programas musicales hayan sustituido, a altas horas de la madrugada, a los ya tradicionales tarots. Son muy rentables para las cadenas de televisión: su coste es testimonial y lo que recaudan gracias a ellos en concepto de derechos supone rebajar en varios millones de euros la factura de la tarifa que pagan a la SGAE por utilizar su catálogo de músicas.
Con este panorama de la televisión española actual, sin programas como 'Música Sí' o 'Aplauso' y con la música vista como un elemento más para hacer dinero (bien por medio de la audiencia o por medio del negocio de los derechos de autor), es complicado no concluir que la televisión le ha dado la espalda a la música.
Otro dato más: tal y como está montado en televisión el tinglado musical en este momento, a las series españolas les cuesta un ojo de la cara usar temas conocidos. El acuerdo de las cadenas con la SGAE deja fuera a la ficción, con lo que a una serie le puede salir más caro usar en un episodio unos segundos de un tema de los Beatles o de Julio Iglesias que lo que pagan por toda la música original de la serie.
Una serie española cuyo presupuesto oscile entre 400.000 y 600.000 euros por episodio (multipliquen esta cantidad por el número de capítulos que componen una temporada, de 8 a más de 13) no suele gastar en su música más de 50.000-70.000 euros en el global de la serie. Definitivamente, la tele se ha vuelto un territorio hostil para la música.