Marcus Miller, la fusión del jazz en estado puro
El músico estadounidense cerró anoche el festival Cultura Inquieta con una vibrante actuación para todos los públicos
Marcus Miller y su banda sobre el escenario del Cultura Inquieta. / Anabel Sánchez
Madrid
El reloj pasa ampliamente las diez. Una noche para disfrutar del jazz y la fusión. Marcus Miller es el encargado de poner el broche de oro al cierre de Cultura Inquieta. El Artista de la UNESCO para la Paz, y ganador de dos Premios Grammy, va llenando poco a poco la Plaza de Toros de Getafe.
El viento y las cuerdas, siempre combinándose durante la actuación. / A.S
Todos saben que es una oportunidad única y la diversidad se hace latente en el ambiente, desde parejas de sexagenarios hasta niños acompañados por sus padres. Entra Miller en el escenario con su habitual sombrero negro. Las ovaciones y los aplausos no se hacen esperar. Comienza la actuación. Ritmos cálidos, con ciertos toques africanos invitan a cerrar los ojos y transportarse a algún local perdido de Nueva Orleans.
Marcus Miller cierra el festival que lleva semanas deleitando al público. / A.S
Dos apagones dejan en penumbra el escenario. Los músicos que acompañan a Miller, unos 12 en total, no parecen dispuestos a que la fiesta pare. La improvisación se convierte en la mejor aliada y el público lo agradece. La magia musical de Marcus Miller es única. Los movimientos de su cuerpo acompañan cada una de las notas que salen de sus manos acariciando las cuerdas del bajo. Demuestra maestría con todo tipo de instrumentos. Cuerda o viento, nada se le resiste.
Pleno de energía sobre el escenario, cuando cede el protagonismo a otros músicos tocando, sus contoneos son incesantes. Precisamente, son los solos o los dúos los que hacen las delicias del público.
El solo de trompeta que triunfó la pasada noche. / A.S
La fusión es una constante durante todo el espectáculo, pura sorpresa continua. Cuando crees que un ritmo se ha hecho protagonista, la samba o el rock de la guitarra eléctrica irrumpen inesperadamente. En el momento en que todo parece visto y oído, una voz flamenca estalla. Se trata de Antonio Lizana, el telonero que abría esa misma tarde. Ovaciones y ’'olés’’ acompañan al profundo sonido del bajo y a los tambores de la batería. El cuadro lo completa “El Amir” y su laúd árabe eléctrico, uno de los instrumentos más bellos e interesantes de la noche. El último toque de gracia lo introduce el rap.
Al final, el escenario se convierte en una auténtica fiesta. No falta ninguno de los instrumentos, que se introducen y salen con una naturalidad pasmosa. Marcus Miller se despide de Madrid con la satisfacción del trabajo bien hecho y bien disfrutado.
<p>Crónica de los conciertos del sábado: Freedonia + The Soul Jacket + Los Mambo Jambo (POR ÍÑIGO SASTRE)</p>
