La mayor catástrofe ecológica de España

Madrid

En la tarde del 13 de noviembre de 2002, el Prestige, un viejo petrolero cargado con 77.000 toneladas de fuel, sufrió una vía de agua frente a las costas gallegas. En mitad de la tormenta, la tripulación fue rescatada y a merced del oleaje quedó aquel gigante con su carga.

El delegado del Gobierno comunicaba los hechos con el barco a la deriva mientras una gigantesca mancha de fuel llegaba a las costas. Las conversaciones entre técnicos y autoridades se sucedían y la decisión final fue alejarlo de la costa, lo más lejos posible, a alta mar. En un principio, el Gobierno se felicitó por ello.

Pero el Prestige se partió en dos y se hundió a 246 km de Fisterra, en una zona a 3.600 de profundidad. Los vertidos anegaron kilómetros de costas españolas en el Atlántico y el Cantábrico, y llegaron incluso a Francia y Portugal, en lo que fue calificada como la peor catástrofe ecológica sufrida en España.

Diez mil voluntarios llegaron para ayudar a los gallegos a recuperar sus playas. Su presencia fue generosa y también reivindicativa.

El Prestige fue uno de los mayores dolores de cabeza de los gobiernos del PP y acuñó un eslogan que se convirtió en un grito común: Nunca mais.

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