Tras una larguísima votación que ha durado más de cinco horas, la Cámara de Diputados de Brasil ha autorizado continuar el procedimiento de destitución de la presidenta del país, Dilma Rousseff. Ahora la decisión queda en manos del Senado que, si en la votación del 12 de abril respalda el juicio político contra Rousseff, obligará a la presidenta a dejar el cargo durante los 180 días en los que la Cámara Alta investigará su gestión y terminará decidiendo sobre su posible destitución. 367 diputados respaldaron el proceso contra Roussef, 25 más de los necesarios. La mayoría son diputados de derecha o de partidos de centro y algunos de ellos respaldaban al Gobierno hasta hace unos semanas. Sólo 137 representantes votaron en contra de investigar la gestión de Rousseff. Cada uno de los diputados se ha posicionado ante un micrófono enmedio de una sesión muy bronca en la que los votos en contra de Rousseff eran jaleados y vitoreados y los que respaldaban a la presidenta recibían sonoros silbidos. La división del país sobre la gestión de Dilma Rousseff se ha escenificado en las calles dónde miles de personas se han manifestado a favor y en contra de la presidenta del país. La mayor manifestación contra Rousseff fue en Sao Paulo mientras que los partidarios de la mandataria se concentraron en Brasilia. Rousseff está acusada de maquillar las cuentas del Gobierno en 2014 y 2015 con distintas maniobras contables de las que no informó al Parlamento y de contratar créditos con la banca pública mediante decreto para sanear los Presupuestos del país, algo prohibido por la ley.