¿Por qué descansamos peor cuando no dormimos en nuestra cama de siempre?
Un grupo de investigadores de la Universidad de Brown desvelan en un estudio por qué cuando dormimos fuera de casa permanecemos despiertos durante gran parte del tiempo
Madrid
El “efecto de la primera noche” es bien conocido por aquellas personas que, por diversos motivos, se ven abocados a dormir fuera de casa con frecuencia. Una sensación que, probablemente, hayan experimentado un gran número de personas que acaban de iniciar sus vacaciones o se han mudado recientemente a una nueva casa.
Un estudio de la Universidad de Brown ha desvelado el motivo de por qué solemos dormir peor cuando lo hacemos en una cama que no es la nuestra. Los investigadores aseguran que este efecto se produce porque un hemisferio del cerebro permanece activo, sin dormirse por completo, como método de alerta ante los posibles peligros de un entorno desconocido.
"Las personas muestran en uno de los hemisferios del cerebro un estado medio-dormido, medio-despierto. Y este estado puede funcionar como vigilante nocturno para controlar lugares poco familiares”, asegura la investigadora Masako Tamaki en el estudio publicado en la revista Current Biology.
Al parecer, este mecanismo resulta de utilidad para el sujeto. Los científicos han comprobado que, cuando la persona percibe señales auditivas desconocidas, la parte del cerebro que se encuentra en estado de vigilia hace que se despierte.
En el mundo animal el sueño parcial es un mecanismo de protección que ayuda a compensar las situaciones de peligro a las que pueden verse expuestos durante este tiempo. De hecho, un gran número de estudios han mostrado que este comportamiento les permite analizar su entorno y detectar los posibles depredadores.
Durante el estudio 35 voluntarios fueron sometidos a diferentes métodos para medir su actividad cerebral durante dos noches. De esta manera, pudieron comprobar que durante la primera noche, el hemisferio izquierdo del cerebro de los participantes presentaba más actividad que el derecho.
Sin embargo, al monitorizar solo el primer ciclo del sueño (los primeros 90 minutos), no fueron capaces de determinar si siempre se mantiene vigilante el mismo hemisferio o si, por el contrario, se alternan durante el sueño.
Ahora, el reto de los investigadores pasa por descubrir de qué manera permanecer en este estado de semialerta perjudica a la capacidad de aprendizaje que se obtiene con el descanso.