Por tierra, mar y aire

Hace más de un año, en el análisis de la primera sentencia dictada en la jurisdicción civil, aventuramos una compleja fase de apelación, y prometimos "seguir peleando" en defensa de los padres y la hermana de un joven fallecido el 20 de agosto de 2008. Aquel infame accidente del vuelo JK5022 de Spanair sigue generando resoluciones dispares, a veces contradictorias, por toda nuestra geografía nacional.

Pues bien, la Audiencia Provincial de Barcelona, estimando parcialmente el recurso formulado por nuestra parte, y desestimando íntegramente el recurso de la aseguradora, prácticamente duplica la indemnización que obtuvimos en primera instancia (un 84% más, con la penalización de los intereses aplicables al caso). La indemnización supera ahora con creces lo previsto por el baremo de accidentes de tráfico. Referente siempre cicatero con la perdida de una vida, incluso en su reciente versión mejorada.

Han pasado casi ocho años desde que el JK5022 truncó miles de vidas. Las de fallecidos, heridos, y sus familiares. Y no bastó la excelente investigación judicial llevada a cabo por parte del juzgado de instrucción 11 de Madrid. Mucho ha llovido desde que los miembros del Órgano Pericial Colegiado creado por Su Señoría, D. Juan Javier Pérez Pérez, señalaron en su informe que no se debió autorizar el despegue del JK5022 con la avería que presentaba. En el camino queda, sobre todo, la enorme labor llevada a cabo por Dña. Pilar Vera y la Asociación de Afectados del Vuelo JK5022, incansable en su búsqueda de la verdad y en su apoyo a las víctimas, y en su ahínco porque los afectados reclamen judicialmente lo que les corresponde.

Como dijimos hace un año, la vida de un hijo, como todo padre sabe, no se paga con oro. No se paga. Y punto.

Lo que se busca, en la práctica, es que el dolor económico de las aseguradoras al afrontar los pagos les obligue a mejorar sus protocolos y eficacia. Que exijan a las grandes compañías –las cuales abonan primas fabulosas– un extremado celo en la seguridad de sus servicios. Si conseguimos que las aseguradoras auditen, revisen, controlen y vigilen a sus asegurados más pródigos, dichos gigantes empresariales extremarán el cuidado al transportar, hospedar, alimentar y sanar al ciudadano de a pie. Y esa sí que es una razón para luchar hasta la extenuación. Que no vuelva a pasar algo semejante.

Con esta resolución de la Audiencia Provincial de Barcelona hemos conseguido quintuplicar ante los tribunales de justicia la oferta recibida de la aseguradora para evitar el litigio. ¿La moraleja? Hay que pelear hasta el final, y sin descanso. Cada vez que este verano nos subamos a un medio de transporte, ya sea un taxi, un tren, un barco, o un avión, nuestra integridad física estará asegurada en diferentes importes, sin nosotros saberlo. Y cada siniestro merece una consideración diferente, atendiendo a las circunstancias concretas de la tragedia. Por eso es necesaria en estos casos la dura contienda judicial. Para que se protejan los derechos de todas las víctimas, por tierra, mar y aire.

Francisco Vasques Tenreiro es abogado