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Bob Dylan, Nobel de Literatura 2016

Bob Dylan ha ganado el Nobel de Literatura 2016 por "haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana", según ha anunciado la Academia

Bob Dylan, Nobel de Literatura 2016

Bob Dylan, Nobel de Literatura 2016 / Foto: Niels Meilvang (EFE) | Vídeo: EP

Madrid

La música tiene una capacidad única para remover el alma, para agitar la conciencia, el pasado, para ilustrar recuerdos. Bob Dylan cambió la música popular en los años sesenta, cuando con apenas veinte años comenzó a escribir letras que el mundo no había escuchado todavía. Se empeñó en contar historias. Ya no eran historias tontas de amor, de celos, de abandonos. Él no cantaba penas, contaba historias. Historias, como dijo Bruce Springsteen, que contenían el mundo entero. "Si Elvis no enseñó a vivir la música con el cuerpo, Dylan no enseñó a vivirlas con el espíritu", señaló el cantante de Nueva Jersey en la gala en la que el Rock and Roll Hall of Fame abrió sus puertas a Dylan.

Bob Dylan, en imágenes

<p>Nacido en Duluth (Minnesotta) en 1941, atesora un Oscar y un Globo de Oro, entre otros premios internacionales.</p>

El compositor de Duluth llevaba más de una década entre los favoritos al Nobel de Literatura, pero muchos pensaban que estar ahí ya era suficiente reconocimiento para un cantante, que nunca recibiría el premio. El mundo de la música vive hoy un día de gloria, un día en el que se ha equiparado la magna obra de Bob Dylan con las grandes novelas de nuestro tiempo. Y están a la altura. A la misma altura. Las historias que esconden las canciones de Bob Dylan se pueden leer sin escuchar la melodía. La ausencia de una guitarra o una armónica no resta fuerza a composiciones como Desolation row, cuyo inicio, el mágico "están vendiendo postales del ahorcado, están pintando el pasaporte marrón / El salón de belleza está repleto de marineros, el circo está en la ciudad", bien podría ser el comienzo de una magnifico relato.

La carrera de Bob Dylan alcanza tras este galardón un nuevo estatus, superó la última barrera y lo ha conseguido en vida. Su obra es literatura. Sus versos, cantados con una voz que nunca fue buena, han recibido el premio máximo. Aquel chico, que fue el rostro del cambio, ha envejecido con elegancia dejando un legado de relatos musicalizados y muy variados. Tuvo una etapa en la que creaba historias a raíz de noticias que leía en los periódicos, también puso voz e historias a la lucha por la conquista de los derechos civiles y marcó el camino que había que seguir para dejar atrás los días más oscuros de América. Bob Dylan enseñó a soñar a miles de músicos que le siguieron, chicos que aspiraban a contar historias como las que hacía él, como su canto contra la guerra en Masters of war, como su miedo al fin del mundo en A hard rain is gonna fall. Su obra ha tocado muchos aspectos vitales de la historia americana del último medio siglo, pero también ha puesto banda sonora a sentimientos y recuerdos personales de cada uno de sus oyentes. Y eso reconoce la Academia sueca, su capacidad a la hora de "crear una nueva expresión poética dentro de la gran tradición de la canción americana". Unas palabras a la altura de las que se le dedicaron cuando ganó el Príncipe de Asturias de la Artes en 2007 destacando que fue "el faro de una generación que soñó con cambiar el mundo".

Al margen de las canciones, Dylan siempre aspiró a escribir, a ser novelista. Lo intentó sin gran éxito en 1971 cuando editó aquel fallido experimento titulado Tarántula y acertó de lleno en 2004 cuando plasmó su llegada a Nueva York a principios de los sesenta en el fabuloso Crónicas. Algo que ha reconocido la Academia destacando su "versatilidad" artística tras haber cantado, escrito, dibujado y actuado. Este premio se suma al Oscar, al citado Príncipe de Asturias de las Artes, a los catorce Premios Grammy y al más importante de todos, al cariño de la gente por este músico que desde hace treinta años vive en lo que él llama el Never Ending Tour (La Gira Interminable), un viaje de ciudad en ciudad con sus canciones a cuestas, con ese legado que hoy, en Estocolmo, ha situado en la cima del arte. La música de Bob Dylan es desde hoy poesía, literatura.

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