La oposición exige una subida fuerte del salario mínimo
PSOE, Podemos y Partido Demócrata Catalán piden por separado que se aumente a lo largo de la legislatura en 300 euros
Madrid
Con el inicio formal de la legislatura, uno de los primeros temas polémicos sobre los que va a tener que pronunciarse el Gobierno es la subida anual del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). A diferencia de los últimos años, en 2017 se espera una subida de los precios, así que ya no se puede recurrir al expediente de una subida simbólica porque, de hacerse así, el SMI perdería poder adquisitivo. La oposición ha decidido convertir esta subida anual en uno de los primeros caballos de batalla de este periodo de sesiones.
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Es difícil saber exactamente a cuántos trabajadores afecta el SMI, originalmente pensado como el suelo salarial que la sociedad considera aceptable para una persona que realiza un trabajo a jornada completa. En tiempos como los actuales, en los que crece la precariedad, la temporalidad, la parcialidad, las horas de trabajo no pagadas y la economía sumergida, muchos trabajadores cobran menos que esos 655,20 euros al mes en los que está fijado actualmente el SMI. Los agentes sociales calculan que hay unos 250.000 ocupados a jornada completa que estarían cobrando el salario mínimo directamente, pero según los datos de las encuestas salariales cuatrianuales en torno a un 20% de los trabajadores del país (unos 3,5 millones) se situarían en el entorno del SMI, cobrando un poco más o un poco menos. Un cálculo que incluiría todo tipo de situaciones (jornada completa y jornada parcial).
El hecho de que no se pueda medir exactamente a cuánta gente afecta directamente el SMI hace que sea poco útil como instrumento para investigar o aclarar cómo funciona el mercado laboral, explica el profesor de la Universidad Complutense de Madrid Ignacio Conde Ruiz: “es más importante saber, por ejemplo, que trabajadores están por debajo del umbral de pobreza, que es un porcentaje de la renta mediana; eso da una foto más realista que un indicador que ni siquiera se sabe exactamente cuánta gente está percibiendo”, explica.
Evolución: de las subidas del primer Zapatero a las congelaciones
Por tanto, más que por sus efectos directos, la importancia del SMI viene dada por el hecho de que señala lo que el Gobierno y los partidos que le apoyan en el Parlamento consideran el estándar mínimo de vida. De hecho, las actualizaciones anuales del SMI (que dependen del Ejecutivo) son la única señal, junto con la fijación del salario de los empleados públicos, de lo que cree el gobierno que deben subir los salarios en general.
Durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero y hasta 2009 el SMI ganó bastante terreno, pasando de 475 euros al mes a 624, pero a partir de ahí ha subido o bien menos que la inflación (con lo que ha perdido poder adquisitivo) o bien se ha congelado, como pasó en 2012 o 2014. Así, el balance del periodo 2010-2015 es malo: el SMI perdió más de un 4% de poder adquisitivo. 2016 será, en cambio, favorabl, porque el SMI subió un 1% y los precios siguen retrocediendo, con lo que ganará poder de compra.
Si comparamos el SMI español con los otros 22 estados miembros que tienen salario mínimo, España ocupa un lugar intermedio: 756 euros (porque en Europa se calcula para 12 pagas, en vez de las 14 en las que se calcula en España), que es la mitad casi que Bélgica, Holanda o Francia, pero muy por encima de Grecia, Portugal o Polonia. Eso sí, si se compara el salario mínimo con los ingresos medios, España es, junto con la República Checa, uno de los países en los que el SMI es más insuficiente: está por debajo del 35% del ingreso bruto medio.
Los partidos piden subidas
A la espera de ver qué hace el Gobierno de cara a 2017 (puede esperar hasta anunciar el contenido de los Presupuestos Generales del Estado), la oposición está pidiendo en el Parlamento subirlo con fuerza. PSOE (5% anual), Podemos (que llegue a 950 euros en esta legislatura) y Partido Demócrata Catalán (subida de 8% el año que viene) tienen, por separado, iniciativas registradas en la Cortes para alcanzar una vieja aspiración codificada en la Carta Social Europea: que el SMI llegue al 60% del salario medio nacional, al filo de los 1.000 euros al mes. Mientras, Ciudadanos, como en otras materias relacionadas con el mercado laboral, tiene su propia propuesta: el complemento salarial, es decir, no recurrir al SMI, sino ayudar, desde los presupuestos públicos, a los salarios bajos.
El Gobierno tendrá que hacer pública su propuesta, con el condicionante en esta ocasión de que no está previsto que los precios bajen en 2017, sino que suban más del 1%. Es decir, toda subida por debajo de esa previsión de inflación corre el riesgo de acabar haciendo perder poder adquisitivo a los perceptores del SMI.