El triángulo que descoloca a Ciudadanos
El PP corteja al PSOE mientras los socialistas huyen de cualquier atisbo de Gran Coalición
Ciudadanos trata de mantener protagonismo y Podemos y el PSOE pugnan por enfrentarse a los 'populares'
El Gobierno exhibe su voluntad de acuerdo como si ésta no fuera una obligación y la oposición lucha por apuntarse los tantos de aquello en lo que el Ejecutivo tiene que ceder
Madrid
El Partido Popular trata de que su socio preferente sea el PSOE. Con él quiere pactar los Presupuestos Generales del Estado y lo sigue intentando, aunque en la gestora socialista dicen que ese apoyo a las cuentas es imposible. O prácticamente imposible.
En Ferraz huyen de la idea que trata de cultivar el PP, la de Gran Coalición, porque ahora que Podemos pensaba enfocarse más a la calle que a las instituciones los socialistas trataban de liderar la oposición parlamentaria. Tienen hecho el argumentario: oiremos cómo sus dirigentes insisten en que ellos consiguen hechos en el Congreso mientras otros están manifestándose. Ponen como ejemplo el pacto contra la pobreza energética.
Ocurre que los populares pretenden lo que algunos socialistas ven venir como el abrazo del oso y cada vez que el PSOE presume de oposición sale alguien en el PP para recordar aquello que ha acordado con los socialistas. Podemos lo aprovecha y da al PSOE donde más le duele, lo equipara con los conservadores.
En este triángulo y en las guerras internas en el PSOE y en Podemos se mueve el arranque de la legislatura, lo que ha dejado a Ciudadanos un tanto descolocado. De actor central, a de reparto. Miguel Gutiérrez ha dicho hoy que no acaba de irle mal este papel cuando, como avanzó ayer la Cadena SER, PP y PSOE negocian el reparto de magistrados del Constitucional.
"Preferimos no estar en ninguna negociación de ese estilo; nosotros hemos dicho claramente que los jueces deben ser independientes del poder político (...) Es un tic de la vieja política, del bipartidismo", ha remachado el secretario general del grupo parlamentario en el Congreso.
El Gobierno exhibe su voluntad de acuerdo como si fuera voluntad en vez de obligación y la oposición lucha por apuntarse los tantos de aquello en lo que tiene que ceder el Gobierno.