Economia y negocios

Reparto de comida en bici: ecológico, ¿precario?

Ingresos extra para muchos jóvenes, pero sin las garantías del trabajo reglado

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Madrid

El reparto en bicicleta de comida, mercancías de pequeño tamaño y paquetes se está convirtiendo en algo cotidiano en el centro de las grandes ciudades. Una forma de economía colaborativa que respeta el medio ambiente, dicen sus impulsores. Que sirve para que muchos jóvenes puedan ganar un dinero extra al tiempo que disfrutan de su afición ciclista. Pero es también una actividad económica que incide en un sector preexistente con costes laborales más altos.

Multinacionales como Deliveroo o Just Eat. Empresas autóctonas como Glovo en Barcelona. Están ganando presencia con una figura hasta ahora poco habitual: recaderos en bici por el centro de las ciudades. Son compañías que han desarrollado aplicaciones informáticas para hacer servicios de transporte de pequeña dimensión. Por ejemplo, un particular encarga un plato de un restaurante a través de una de estas intermediarias y ésta contacta con un transportista para que recoja el pedido en el restaurante y lo lleve al consumidor.

Glovo es una de estas firmas. Nació en Barcelona hace año y medio. Y está creciendo rápido, cuenta su responsable, Oscar Viladomat: "En diciembre hemos multiplicado por 23 lo que hacíamos hace un año". Tiene presencia en ocho ciudades, dos de ellas fuera de España, y unos 300 de su millar de recaderos son ciclistas. "Las bicicletas, para trayectos de menos de 3 km son igual de rápidas que las motos, y la bicicleta puede hacer cosas que la moto no puede dentro de la legalidad", explica.

Libertad

Sus mensajeros en bici, glovers en el argot de la empresa, son autónomos. "Se conectan con total libertad [a Glovo], trabajan las horas que quieren y aceptan los pedidos que quieren. Por esta misma razón no son trabajadores, porque tienen libertad absoluta para hacer lo que quieran dentro de la plataforma. Ellos cobran por pedido. Nosotros comprobamos que están dados de alta en la Seguridad Social", detalla Viladomat.

Para Baudilio Tomé, de 23 años y estudiante de ingeniería industrial, trabajar para esta plataforma es una manera de conseguir un dinero haciendo lo que le gusta: "Tienen flexibilidad con los horarios. Como me daban la oportunidad de trabajar en bici, que no tenía que gastar en gasolina ni nada, decidí apuntarme y por ahora, la verdad, estoy bastante contento", relata.

Autónomos

Baudilio se ha dado de alta como autónomo. Suele trabajar tres horas al día, tres días a la semana. Y explica que saca unos diez euros por hora. El responsable de Glovo explica que pagan tarifas variables en función de la distancia recorrida. De tres a cuatro euros para los trayectos más cortos, y hasta 10 para los más largos. "Vamos ajustando las métricas para que de media cobren ocho o nueve euros por hora trabajada", señala.

Si alguien realizase esta actividad a jornada completa, ocho horas al día, cinco días a la semana, con ese ritmo de pedidos obtendría unos 1.500 euros brutos al mes. Eduardo Abad, de la Unión de Trabajadores Autónomos (UPTA), echa cuentas: "Tenemos que descontar 276 euros aproximadamente de Seguridad Social; el 21% del IVA, que vienen siendo unos 315 euros; un seguro de responsabilidad porque tienen que cubrir el caso de robo o extravío; las amortizaciones de materiales y los 60 euros que nosotros decimos 'de gastos imprevistos'. Vendrían siendo unos 749 euros líquidos a percibir".

Si trabaja 11 meses y lo dividimos por las 14 pagas que garantiza el Estatuto de los Trabajadores, salen menos de 600 euros por paga: por debajo del salario mínimo interprofesional. Aunque hay autónomos con derecho a bonificación en las cotizaciones a la Seguridad Social y pagan sólo 50 euros al mes.

Vínculo laboral

Ese salario mínimo lo tienen garantizado, al menos en teoría, los trabajadores por cuenta ajena del reparto tradicional, sobre todo en ciclomotor, de comida rápida o pizzerías. Las condiciones son muy distintas, apunta Santos Nogales, de UGT: "Está regulada su jornada, salario, las condiciones en que tienen que hacer el reparto, las de seguridad y salud". "Y en el caso de que el trabajador ponga su propio vehículo tiene un pago por ello. Por desgaste de herramienta, digamos", añade.

Estas empresas con repartidores en plantilla estarán mirando de reojo, sin duda, a esta nueva competencia. "Pueden tener la tentación de decir: oye, y por qué no lo hago yo así", apunta Nogales. Aunque confía en que estas compañías, con importante presencia sindical y convenios colectivos, mantendrán sus pautas actuales de relaciones laborales.

Sara Durán, de CC OO y muy crítica con estas nuevas formas de vinculación laboral, considera que la responsabilidad está en la normativa. "Está amparando a estas empresas que sacan de estos trabajadores un beneficio abusivo y no corren ningún riesgo", afirma.

Manuel (nombre ficticio), de 27 años, vive con su familia en Madrid. Explica a la Cadena SER que repartió en bici en negro y ahora lo hace por cuenta ajena, a través de una empresa de trabajo temporal, también en bici. Trabaja una hora diaria, cinco días a la semana, por 130-140 euros al mes. El transporte en bici, para él, tiene muy poco de cool: "Puede ser una moda. Pero yo no lo veo como moda. Ni creo que esté bien pagado ni que se cuide al trabajador como se debería".

 
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