Trump se acerca al gobierno ruso tras despedir al director del FBI
James Comey pidió ampliar la investigación sobre la interferencia de Rusia en las elecciones días antes de ser despedido
Washington
El despido del director del FBI ha sido un shock político y el momento que ha decidido el presidente Donald Trump para hacerlo está levantando todo tipo de sospechas que enturbian la imagen del presidente.
No han pasado ni 24 horas desde que la Casa Blanca fulminara a la persona que abrió la investigación sobre la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones y Donald Trump se ha reunido con el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, y el embajador ruso en Washington. El embajador Kislay es clave en la investigación que está en marcha en el Senado sobre el ex asesor de seguridad nacional, Michael Flynn.
Trump ha justificado el inédito despido de James Comey asegurando que “no estaba haciendo un buen trabajo”. El vicepresidente, Mike Pence, lo ha desvinculado de la investigación rusa insistiendo en que “no hay evidencia de colusión entre la campaña del candidato republicano y las autoridades rusas”. Pence ha justificado el despido aseverando que “es lo mejor para los intereses del pueblo estadounidense”, dice que el sucesor de Comey “restablecerá la credibilidad de la agencia”.
El despido ha llegado por sorpresa, apenas días después de que Comey solicitara más fondos y personal para ampliar la investigación de la trama rusa, según están filtrando fuentes oficiales al NYT. La sospecha de que Trump ha querido eliminar a todo aquel que pueda dañar su presidencia es cada vez mayor. Comey es su víctima más sonada pero no es la única. La anterior fiscal general, Sally Yates, fue despedida después de oponerse al veto migratorio de Trump y tras advertir a Trump que su asesor de seguridad nacional Michael Flynn era “susceptible de ser chantajeado por Rusia”.
Antes de llegar al Despacho Oval, Lavrov se ha reunido con el secretario de Estado, Rex Tillerson. A una pregunta de un periodista sobre el despido de Comey, Lavrov ha contestado con sarcasmo “¿ha sido despedido? ¿Estás bromeando?”.
Para colmo del desconcierto político, Trump ha aparecido reunido con Henry Kissinger. No estaba en la agenda ni han dicho de qué han hablado. El que fuera asesor de seguridad nacional de Richard Nixon cuando este despidió a Archibald Cox, el fiscal especial que investigaba el robo de información que acabaría con la caída del presidente. Con el inesperado despido de Comey, una investigación en el aire y las maniobras sospechosas del presidente, las sombras del Watergate vuelven a la Casa Blanca.