El orgullo de ser de Mánchester

Mánchester

Los ciudadanos de Mánchester, están muy orgullosos de haber mostrado su cara más solidaria, y tristes porque el mundo se haya tenido que enterar debido a un atentado terrorista. Los mancunians, como se llaman los originarios de Manchester, han vuelto a salir a la calle, llevan flores, postales, dibujos, velas o simplemente un rato de su tiempo, a los lugares ya de culto en esta ciudad.

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Albert Square, donde se encuentra la plaza del Ayuntamiento, está llena de recuerdos y de gente que pasa constantemente por allí para rezar por las víctimas. En las inmediaciones del Manchester Arena, en las esquinas de esa manzana ahora sellada por la policía, pueden verse flores hasta colgadas en las farolas. Cualquier sitio es bueno. Cathy MaCcornic nació en Mánchester. Tiene 30 años, el pelo rojo zanahoria, los ojos azules cristalinos con una mirada limpia que se tiñe de lágrimas cuando recuerda lo que paso hace dos noches. "No nos lo merecemos. Nadie se merece esto. Pero nosotros, esos niños, gente inocente. ¿Pero sabe algo? De esto también saldremos unidos. Somos un equipo, una piña, una ciudad que se levanta unida y nos ayudamos a curar nuestras heridas".

En una plaza del Ayuntamiento, ahora tomada por las cámaras de televisión (hay más de 100 aquí desplegadas), y a pesar de todo el movimiento mediático que se forma, los mancunians siguen con su vida. En una esquina de la calle que lleva al barrio chino, una patrulla de la policía montada ayuda a dos turistas (porque sigue habiendo turismo) a encontrar la estación de ferrocarril donde se puede visitar la locomotora más antigua de Inglaterra que se utilizó incluso en la película de Harry Potter. Por la calle Regent, al fondo, llegas a la universidad de Mánchester. Esta mañana los alumnos entraban con aspecto cansado a sus clases. "Es su aspecto habitual, nos comentaba uno de los conserjes, aunque es posible que estén un poco más decaídos por lo que ha ocurrido".

Y en el hospital de los niños de Mánchester, una veintena de chavales y chavalas se recuperan de las heridas provocadas por el atentado terrorista que ha cambiado el esquema de esta histórica ciudad y ha dejado una mancha imborrable para su futuro.