La crisis del bipartidismo y la sociedad cuádruple
Madrid
Durante algo más de dos décadas, desde que Alianza Popular se transformó en el Partido Popular en 1989 hasta las elecciones generales de 2008, el bipartidismo se fue acentuando progresivamente en España. En los comicios que dieron la segunda victoria electoral a José Luis Rodríguez Zapatero, el PSOE y el PP concentraron el 84 por ciento de los votos, más que en toda la historia de nuestra democracia. Esta tendencia se rompió en las elecciones generales de 2011, en plena recesión: por primera vez en muchos años, los dos grandes partidos no aumentaron su cuota conjunta de poder. La concentración de voto fue del 73%.
Más información
La evolución posterior ha sido mucho más dramática para el bipartidismo: sobre todo a partir de 2012, las encuestas de la décima legislatura de la democracia fueron mostrando una crisis sin precedentes, como bien fue mostrando el ObSERvatorio de MyWord para la Cadena SER. En las elecciones del 20 de diciembre de 2015, el PP y el PSOE sumaron juntos el 50,7 por ciento del voto. Ante el fracaso en la formación de un gobierno, las elecciones se repiten el 26 de junio: en ellas, los dos grandes partidos crecen hasta el 55,7 por ciento de los votos. Podemos logra entrar en el Congreso de los Diputados con el 20,7 por ciento de los votos en diciembre y con el 21,2 por ciento en junio, tras su coalición con Izquierda Unida. Ciudadanos, además, da el salto a la política nacional obteniendo el 13,9 por ciento de los votos en los primeros comicios y el 13,1 por ciento en los segundos. El PP y el PSOE se mantienen como los primeros partidos políticos de España, pero el sistema se fragmenta, especialmente en la izquierda, en dos fuerzas políticas de tamaño similar, separadas únicamente por 400.000 votos.
El tetrapartidismo español tiene su origen, en mi opinión, en la crisis económica y en la revolución digital que interactúan configurando una sociedad cuádruple, de digitales-acomodados, digitales-empobrecidos, analógicos-acomodados y analógicos-empobrecidos, que analizo en mi libro La sociedad que seremos. Los nuevos partidos obtienen, por el momento, mayores apoyos entre los digitales que entre los analógicos, aunque en Ciudadanos pesan algo más los acomodados y en Podemos los empobrecidos. En los partidos tradicionales, en cambio, tienen una mayor presencia quienes no se han subido al tren de la tecnología. El PSOE es, de todos, el que más se parece a España, aunque entre su electorado hay una clara sobrerrepresentación de analógicos-empobrecidos. Entre los votantes del PP abundan igualmente estos últimos, pero es la única fuerza política en la que los analógicos-acomodados están sobrerrepresentados. Los partidos, por tanto, se enfrentan a cuatro sociedades embutidas en una sola. Con el bipartidismo roto, las elecciones ya no se ganan en el centro. En el futuro, las fuerzas políticas deberán construir alianzas en una sociedad desigual, en lo social y en los digital.
* Belén Barreiro es Directora de MyWord y ex presidenta del CIS.