El PSOE, con Rajoy frente al independentismo y contra él por la corrupción
Por un lado garantiza lealtad al presidente sobre Cataluña y por otro le invita a seguir los pasos de Esperanza Aguirre, que asumió su responsabilidad política y dimitió
Madrid
"Ten cuidado con lo que deseas". Entre bromas, ese comentario lo hace un diputado socialista que intenta buscar un discurso coherente sobre los movimientos del PSOE en esta semana previa al inicio del curso político. Y es que los distintos frentes abiertos estos días obligan a Ferraz a sorber y soplar en su relación con el Partido Popular, el asunto que ha sido el caballo de batalla en la vida interna del PSOE en el último año. La comparencia del presidente del Gobierno en el Pleno del Congreso que pidió de la mano de Unidos Podemos ha sumado, contra sus cálculos iniciales, el apoyo suficiente para ser viable justo cuando el PSOE se puso al lado del Gobierno por los atentadas de Cataluña y la Generalitat ha reactivado su agenda independentista.
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Los deseos del PSOE se hicieron realidad y ahora se ve obligado a buscar el equilibrio entre su "oposición de Estado" (así llama a los casos en los que apoya al Gobierno) y su oposición al Gobierno (pidiendo la dimisión del presidente).
De la oposición de Estado por ahora no hay foto, aunque Ferraz sí que da rendida cuenta de los contactos de Pedro Sánchez con Mariano Rajoy para garantizarle que el PSOE no se mueve de su sitio de siempre en esta crisis: sin fisuras, con el Gobierno. Tanto que el portavoz socialista, Óscar Puente, llegó a reconocer este lunes en rueda de prensa que el Gobierno está siendo "proporcional" en su actuación sobre Cataluña y que su actitud, eso reconoció, facilita el diálogo permanente que el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición han quedado en mantener sobre Cataluña.
Diálogo telefónico, por ahora. Podrían coincidir en el Congreso de los Diputados este miércoles porque se celebra un Pleno forzado por la alianza de PSOE y Unidos Podemos (con el apoyo final del PNV) que obliga al presidente del Gobierno a subirse a la tribuna para dar explicaciones sobre la corrupción del PP y Gürtel. No van a coincidir porque Pedro Sánchez no tiene intención de asistir a la Cámara Baja (no es diputado ni tiene previsto ir como invitado) y deja que sea su flamante portavoz, la magistrada Margarita Robles, quien lleve el peso de la esperada sesión monográfica sobre corrupción. Sánchez evita el foco a pesar de la que la semana pasada no tardó en celebrar en las redes sociales que Rajoy se viera obligado a comparecer sobre un asunto por el que "tendría que haber dimitido ya".
Así de claro lo escribió el secretario general porque ésta es la posición del PSOE: que Mariano Rajoy debe dimitir. En los pasillos del Congreso, en la víspera del Pleno de Gürtel, la portavoz Robles ha buscado un rodeo para decir lo mismo sin que chirríe del todo en medio de las apelaciones al frente común contra la amenaza secesionista y solo unos días después de exhibir la unidad de los demócratas tras los atentados yihadistas en Cataluña. Para exigir al presidente que dimita sin conjugar ese verbo, la magistrada le ha pedido que asuma responsabilidades políticas por su "culpa in vigilando" tal y como hizo la también popular Esperanza Aguirre, que dimitió.
Sea de forma directa o a través de circunloquios, el PSOE tiene que desplegar su artillería en materia de corrupción contra el mismo presidente del Gobierno al que Sánchez le garantiza lealtad y teléfono abierto cada vez que el secesionismo mueve ficha. El curso político no ha empezado, pero la agenda enreda al PSOE y le impide, según admiten en privado algunos dirigentes, sacar al Pleno sobre corrupción la rentabilidad política que cabría esperar en otro contexto.