Cuando tu trabajo se convierte en una aventura
Así es la vida de un documentalista dedicado a las grandes producciones de fauna salvaje
Madrid
El mundo de la fauna es algo extraordinario y en numerosas ocasiones las maravillas de la naturaleza están fuera del alcance de nuestros ojos. Las producciones de animales nos ayudan a entender y a conocer más ese ambiente desconocido para nosotros, pero también para observar su belleza.
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Iván Bouso, productor ejecutivo de National Geographic con más de 20 años de experiencia en el terreno, ha asegurado que a lo largo de su carrera profesional siempre ha pretendido "sorprender al espectador". Además, en los documentales de la fauna salvaje siempre le ha gustado introducir la variable humana porque "viéndolos desde el punto de vista de aquellas comunidades que conviven con ellos en la naturaleza, podemos entenderlos mucho mejor".
Adaptarse a las circunstancias es fundamental
Cuando haces un documental de este tipo, donde vas a grabar a un entorno que no es el tuyo y donde, literalmente, persigues las imágenes que quieres capturar, es muy importante adaptarte al ambiente y a cada situación. Con todo esto, Iván Bouso confiesa que ningún documental es sencillo. "Es cierto que en algunos hemos tenido más suerte que otros. De pronto llegas y el primer día de la temporada de partos, grabas dos magníficos con la luz perfecta, o todo lo contrario y 'pistas' a los animales durante días y no los encuentras”.
Amoldarse a un sitio que no es el tuyo muchas veces implica "hacer 'vivac', cruzar lagos helados, escalar montañas, bucear durante horas o pasar el día subido a un árbol, pero sobre todo, madrugar muchísimo", comenta Bouso. Además, apunta que cuando su equipo y él mismo se asientan en un entorno que no es el suyo, tienen mucho cuidado y son muy estrictos con las "pautas éticas en lo que se refiere a la manipulación o interferencia con los animales". En numerosas ocasiones han perdido la oportunidad de grabar ciertas imágenes para "evitar fabricarlas".
Joaquín Gutierrez Acha, naturalista, director, productor y cámara de documentales de naturaleza, coincide con Bouso en que es imprescindible intentar interferir lo menos posible en el entorno o incluso nada. "Lo habitual es utilizar técnicas de ocultación que van desde casetas de tela camuflada con aberturas apropiadas para sacar los objetivos de nuestras cámaras hasta piedras artificiales con interior hueco que nos esconden".
Cuando el rodaje se convierte en una aventura
Para capturar ciertas imágenes, tienes que estar en contacto con la fauna a una distancia muy corta. Iván Bouso admite que ha vivido todo tipo de situaciones inquietantes con los animales. Hace cuatro años, viajaron a Sudáfrica a rodar la migración de los tiburones de puntas negras. Habían alquilado una jaula de protección pero no había llegado. "Lo rodamos igual, pero nunca he pasado más miedo en mi vida".
Pero también te puedes encontrar con unos animales más cariñosos de lo normal que te complican un poco la vida. "Recuerdo cómo nos atacó a lametazos una comunidad de lémures de cola anillada que únicamente estaba siendo sociable, pero nos resultó muy difícil rodarlos ya que no paraban de colgarse de la cámara y de todo lo que llevábamos encima".
Anécdotas aparte, Gutierrez Acha sí que ha llegado a ver comprometida su integridad por las circunstancias del momento pero nunca "por la presencia de animales salvajes". "Riesgo al perder el control del coche por hielo, en pistas forestales con precipicios sin barreras y a gran altura. Encontrarnos perdidos en el interior de una cueva durante horas sin encontrar la salida, puede llegar a ser inquietante".
Muchas horas de trabajo
Al tener que adaptarte a un ambiente en el cual eres un completo desconocido, el tiempo que dura la realización de los documentales depende completamente de lo que pretendas grabar, de la suerte y también de las condiciones climatológicas del momento.
"Varía muchísimo dependiendo de la historia, el enfoque, y, por supuesto, la especie protagonista. De media diría que requiere un trabajo de campo de entre 2 y 3 años, aunque ha habido series que han necesitado más de 7 años", explica Bouso.
La tecnología como aliada
Una parte muy importante del proceso de un documental, aparte del equipo de profesionales, son sus respectivas herramientas para lograr lo que uno quiere. "Los equipos se han sofisticado y miniaturizado, así que, por ese lado, nuestra vida ha mejorado muchísimo. En la actualidad contamos con cámaras trampa, cámaras de botón que se pueden dejar en una madriguera y no molestan a los animales...", sostiene el productor.
Además, recuerda que cuando el empezó su andadura en esta profesión, "sólo existía la posibilidad de rodar con helicóptero, que era muy caro y ruidoso". Con la llegada de los drones les permiten "llegar a lugares inaccesibles y que disturban mucho menos a los animales". Con todos los nuevos artefactos tecnológicos como las cámaras de alta velocidad, los objetivos ultra luminosos o las cámaras de 360º permiten mostrar la naturaleza de formas "que anteriormente eran impensables".
Lo que vemos desde el sofá y lo que realmente es
En un principio podríamos pensar que lo que se ve en vivo y en directo es mucho mejor que lo que vemos en las pantallas de nuestra televisión, pero lo cierto es que en este caso no es así.
"Toda nuestra producción se realiza en 4K así que cuando estás rodando en la localización y ves a los animales, no tiene nada que ver con cómo los ves luego en el monitor. Puedes ver todos los detalles, cosas que no habías visto mientras estabas allí", comenta Bouso.
Aun así, "el escalofrío que sientes cuando ves un elefante en la vida real, que es un milagro de la naturaleza, yo no lo he sentido contemplando un monitor".