Política
Elecciones 21D

Cómo darán por bueno un mal resultado (y al revés)

La victoria o la derrota en las elecciones se medirán, en parte, según las expectativas que las encuestas proyectaron para cada partido

Rajoy ha arropado a su candidato Albiol en la recta final de campaña. Las encuestas prevén malos resultados para el PP. / JAVIER SORIANO AFP/Getty Images

Barcelona

Que esta jornada sin campaña se llame de reflexión no se dice en la ley electoral. La ley sólo marca que la campaña acabe un día antes de la votación y que dure 15, aunque estos 15 han parecido uno solo: los mismos discursos al principio y al final. Otra cosa son los cambios que haya habido en el electorado y en eso ha resultado una campaña distinta que a muchos se habrá hecho larga. Las encuestas avisan de que los votantes se han movido mucho.

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Las dudas entre los ciudadanos devuelven protagonismo a esta jornada de reflexión que quieren quitar en próximas reformas electorales lo mismo que quitaron la filosofía de las aulas, pero la reflexión se reivindica porque hoy no se piensa sobre los últimos 15 días de mítines, sino sobre los últimos doce meses del año, quien sabe si sobre los últimos años de procés.

A lo mejor eso ha sido la campaña: una jornada de reflexión larga en la que, además, se ha construido una expectativa para cada partido. Y la expectativa dará la clave. Cada partido sacará los resultados que saque, pero si son mejores que las expectativas que tenían, aun siendo malos, les darán cierta sensación de victoria y hasta mayor autoridad para negociar. Lo mismo si ocurre al revés. Muchos partidos han probado ya antes los efectos de las expectativas y volvieron a sus sedes con una inevitable sensación de fracaso a pesar de lograr sus mejores resultados. Así funciona. La clave no es sólo lo que uno hace sino lo que uno se espera que haga. En política, también.

 
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